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Textos escritos por el artista a lo largo de su carrera.

UN CIUDADANO SIN CULTURA

Respuesta a Miguel Jiménez Marrero

Según el Diccionario de la Real Academia, la definición de las palabras escultura y estatua difieren notablemente en sus conceptos. Cito textualmente:

Escultura. (Del lat. sculptura ). F. Arte de modelar, tallar y esculpir en barro, piedra, madera, metal u otra materia conveniente, representando de bulto figuras de personas, animales u otros objetos de la naturaleza, o el asunto y composición que el ingenio concibe.

Estatua. (Del lat. Statua). Figura de bulto labrada a imitación del natural.

            Estas dos simples definiciones vienen al caso para contestar al artículo titulado Una ciudad sin esculturas, cuyo autor Miguel Jiménez Marrero publica en este periódico en su sección de FIRMAS del Jueves 29 de Junio de 2000 y cuyo contenido no deja de ser un absurdo catálogo de despropósitos motivado por el desconocimiento y, lo que es aún peor, por la falta de respeto. Si algo puede definir a un ciudadano de cualquier lugar hoy, y en la práctica cotidiana de la democracia, es sin duda alguna la tolerancia y el respeto hacia los modos de pensar y hacer de los demás. También, cómo no, la mesura a la hora de opinar sobre temas específicos. Sabemos de la libertad de expresión como medio de avanzar hacia una sociedad más justa y más culta, pero una cosa es declarar cuáles son los gustos personales,  y otra bien distinta es querer imponerlos desde el desconocimiento y la incultura,  y para ello no desestimar la descalificación y el insulto como única argumentación. Lamentablemente, en esta sociedad nuestra, la canaria, estamos más que acostumbrados a que sobre arte cualquier persona opine sentando cátedra,  y ya sabemos que “la ignorancia es muy atrevida”.

            En el escrito del Sr. Jiménez, la confusión de términos con su deseo particular de imaginar e imponer una estética a imagen de sus propias limitaciones, le lleva, como no puede ser de otra manera, a confundir la estatuaria con la escultura de una manera más que evidente, y no duda, para ello, en recurrir a la descalificación como único método de análisis formal y estético. Incurre en el grave error de la intransigencia.

            No es el propósito de este artículo entrar en el análisis formal que precisaría cada uno de los ejemplos que en su opinión define como “buenas o malas esculturas”.  Solamente,  y en relación con su  anecdótica referencia a la escultura de Martín Chirino, yo le recomendaría  al autor que, para empezar, hiciese un curso de ortografía, pues el título de la escultura de nuestro más internacional escultor es: Lady Harimaguada. ¡ Con H !.    

Aparte de esta anécdota que define ya de por sí acertadamente (y sin entrar en otras consideraciones) a quien escribe el mencionado artículo, en el desarrollo argumental de su texto nos revela cuál es su interés real y la inquietud intelectual que motiva al autor para atreverse en los complejos asuntos del lenguaje escultórico y de las artes en general y, de paso, salvarnos (en su cruzada particular) de la barbarie que, el autor entiende,  amenaza al buen gusto.

La base en que sustento esta respuesta, sin pretender ir más allá del derecho a réplica por lo que considero un insulto a la inteligencia humana, está en que la añoranza por la estética que conmueve al Sr. Jiménez, pertenece a un gusto ramplón que pretende suplantar  la estatuaria que el devenir de la historia del arte nos ha legado como obras maestras por las láminas a todo color de las enciclopedias de arte en oferta de los grandes almacenes, pero, en su documentado análisis prescinde de lo más elemental; el devenir del tiempo y del pensamiento humano. Para ello, y como ejemplos de su extenso conocimiento (a tener en cuenta por los ciudadanos de a pie a los que generosamente quiere educar), menciona ciudades como Florencia, París, Londres, Amsterdam, Bruselas, Viena… Yo no sé, y tampoco lo quiero poner en duda, si el autor del texto ha visitado cualquiera de las ciudades que enumera, o por lo menos, si las ha escudriñado y estudiado, o las ha disfrutado, en base a la relación que entre arte y urbanismo quiere establecer y que tanto parece interesarle. Desde luego no creo que sean las mismas ciudades que yo mismo y muchos de los que nos dedicamos al arte hemos visitado, vivido e incluso palpado, más bien parece una retahíla  turística al uso.

A lo largo de la historia del arte, la superposición de los estilos ha configurado la fisonomía de las ciudades y  los núcleos urbanos, la convivencia atemporal de las obras ha determinando el peso cultural y la influencia de las mismas en nuestra civilización. Así podemos entender la Torre Eiffel en París (que supongo no será una caricatura para el señor Jiménez Marrero).

Llegados a este punto, y a la vista de su texto, donde dice, y cito textualmente: “Las Palmas de Gran Canaria está necesitada de auténticos monumentos, de Esculturas –con mayúsculas- no de caricaturas de arte que nada representan para el ciudadano de a pie y que, además, es algo que demuestra palpablemente, la incapacidad de los escultores “favorecidos”, para moldear la figura de este o aquel personaje, y rodearle de un escenario adecuado. Aquí y ahora, solo podemos catalogar como auténticas esculturas, la de Fernando León y Castillo, la de Cristóbal Colón, la de Pérez Galdós –versión Victorio Macho- la del ex alcalde de la capital Ambrosio Hurtado de Mendoza y tal vez la de Cairasco frente al Gabinete Literario. Y pare usted de contar. Ahora hemos visto el proyecto del monumento a Kraus y tenemos que incluirlo entre las auténticas obras escultóricas. El parecido con el gran cantante, refleja la mano maestra del escultor.”

Ante estas palabras, modestamente, yo le recomendaría al Sr. Miguel Jiménez Marrero, si tiene interés en hablar (y capacidad para entender) seriamente de estos temas, que leyese el articulo que yo mismo publiqué en este periódico en el suplemento de CULTURA con fecha del Sábado 30 de Enero de 2000, y que se titulaba “Un paseo de Père Lachaise en Las Canteras”, y que son unas reflexiones personales, con conocimiento de causa, sobre una escultura que, curiosamente, el Sr. Jiménez menciona y alaba como una auténtica obra escultórica en su artículo; me refiero al monumento a Alfredo Kraus. No sólo es el parecido o la imitación del modelo lo que subyace en el valor artístico de una obra plástica, en este caso una escultura o estatua.

Así mismo, desde esta tribuna le invito, una vez se haya documentado ampliamente sobre estos asuntos, a mantener conmigo o con cualquiera de los artistas (que en su articulo airadamente desprecia), un debate sobre este tema que tanto le apasiona y que evidentemente debería discurrir con el mutuo respeto para contrastar ideas y conocimientos, pues es bien sabido de todos que “sobre gustos no hay nada escrito”, pero sobre escultura y arte existe, afortunadamente, una considerable y amplia bibliografía especializada, que está en las bibliotecas públicas a disposición de cualquier ciudadano preocupado por elevar su nivel cultural.

También le recomendaría al Sr. Jiménez que considerase la posibilidad de dirigir sus críticas, en alguno de sus lúcidos escritos, a los responsables municipales, quienes en última instancia son los que promueven y autorizan “los muertos”, “mamarrachadas” y “caricaturas de arte” que describe en su texto, pero entiendo que ello podría plantearle ciertas contradicciones ideológicas. Menos comprometido es cargar las responsabilidades sobre los artistas, al fin y al cabo estos no detentan el poder.

En este orden de cosas, rebatir punto por punto las ideas planteadas por el Sr. Jiménez en el mencionado artículo, me resultaría fácil, pero no es esa mi intención por no ser éste el medio más adecuado por la extensión y la especialización que el tema requiere. Únicamente espero que esta respuesta le sirva de ayuda  al Sr. Jiménez y le anime también, cómo no, a estudiar un poco más y a fondo la Historia del Arte por si su intención y deseo íntimo fuera iniciarse en estos menesteres de opinar públicamente sobre la creación artística.        

            Sería para mí una gran satisfacción si con esto consiguiera que hubiese un “ciudadano más con cultura”.

Trasvase a la memoria.

“ Cuando subía la marea se separaba la isleta del resto de la ciudad y, en doscientos metros, se perpetraba un cambio en el contexto geográfico. La partición de este sector de la ciudad: el puerto y Las Canteras, se significaban, entonces, en dos mundos diferentes: el del ocio y la actividad portuaria. Co ello, se había alterado el ecosistema, y el resultado devino pobre, deteriorado. La obra, una cubeta de acero contiene dos planos inclinados en los que se incrusta una piedra. Si bien, en un principio el agua del mar cubre la totalidad del contenedor, cuando el efecto de la luz solar incide sobre la superficie, la evaporación deja al descubierto la piedra y el efecto de corrosión del agua salada sobre el acero, evidencia el deterioro de la obra”.

Trasvase a la memoria. Hierro, piedra y agua del mar. 1987. Paseo de Las Canteras. Las Palmas.

texto carpeta dibujos martín chirino

Desde mi más tierna infancia, el Teatro Pérez Galdós permanece asociado a mi memoria. Cuando era aún un puber, no había año que no recibiéramos en casa, con curiosidad, aquellas entrañables fotografías, que todavía conservo, de las fiestas de fin de año que allí se celebraban. Asistía a ellas la sociedad de Las Palmas. Todavía no tenía edad para acceder al interior de nuestro coliseo, pero ya esas imágenes me transportaban a un espacio donde algo mágico sucedía. Eso intuía yo.

Más tarde, cuando empecé a tener uso de razón, aunque aún no estoy muy seguro de qué es eso, por fin accedí al interior de aquel misterio que mi imaginación había sublimado. Era la asistencia, de la mano de mi padre, a representaciones y conciertos, lo que me llevaba al Teatro Pérez Galdós, pero en el interior de este coliseo la iconografía simbolista de Néstor de la Torre, aquella voluptuosidad de las formas que se desplegaban ante mí sobrepasaban lo que yo había imaginado.

Algo empezó a estremecerse dentro de mí.

Pasados los años, a inicios de los setenta, cuando yo aún era un imberbe e ingenuo artista, conocí a Martín Chirino en sus venidas a su ciudad natal, en sus paseos por Las Canteras, al reencuentro con amigos que se quedaron, a su descubrimiento de que algo empezaba a cambiar en el mundo cultural de Las Palmas. Eran tiempos difíciles pero ilusionantes.

Recuerdo que un día le pedí que me acompañase a mi estudio a ver mis trabajos. Inmediatamente, y con la generosidad que le caracteriza y desborda, accedió sin miramientos. Después vinieron nuestras visitas al Barranco de Balos, a la Cueva Pintada, etc…, y, desde aquel día, en mi estudio de la calle Juan de Quesada, establecí con Martín Chirino una relación de amistad, de respeto y reconocimiento a su persona y su obra que hasta hoy perdura.

En esta nueva andadura del Teatro Pérez Galdós, con la renovación de su caja escénica, con la adaptación de sus infraestructuras a los modernos modos de operar y entender el espacio escénico, así como con la dignificación de su entorno urbano, es un orgullo y un lujo para esta ciudad, que la obra de Martín Chirino, representada aquí en estos dibujos preparatorios del logotipo de este nuevo Teatro, formen parte del patrimonio de todos los ciudadanos de Las Palmas y compartan, junto con la obra de Néstor, la iconografía plástica de nuestro amado coliseo para que este “Universo del bosque Atlántico” sirva también de inspiración a las nuevas generaciones.

Gracias, Martín.

Leopoldo Emperador, febrero de 2007

texto 40 aniversario la provincia

Como artista que de la libertad de expresión ha hecho su razón de ser, no puedo más que celebrar este 40 aniversario de la segunda etapa de La Provincia, como un medio de comunicación que, incluso en los momentos más difíciles de nuestra transición democrática, apostó, sin duda alguna, por consolidar nuestras libertades democráticas; las de todos los agentes sociales sin distinción alguna: la política, la empresa, los sindicatos y la sociedad civil en general y, muy en particular, la defensa y promoción de la cultura de nuestra provincia, la libertad de expresión en su aspecto más comprometido e individual, como es la creación artística, con iniciativas tan encomiables como el suplemento cultural de los jueves; tribuna desde la cual, los profesionales que la tienen a su cargo, toman el pulso a la actividad cultural, sea la plástica, la literatura, la música, el ensayo, etc…con artículos de opinión o reseñas criticas sobre los eventos culturales de interés y actualidad. Iniciativa esta que, en su momento, supuso, para La Provincia,  junto a otros rotativos nacionales, estar a la vanguardia de la prensa nacional, que empezaba a dedicar en sus planas, un espacio profesionalizado y con continuidad, un reconocimiento de que la cultura y el pensamiento son uno de los pilares esenciales de nuestra vida en convivencia y  una herramienta fundamental para el desarrollo de una sociedad más justa y libre. 

De otra parte, y en esa misma línea de preocupación por el desarrollo de las libertades democráticas, el espacio del Club Prensa Canaria, abierto a todas las iniciativas que se generan desde la sociedad civil de la ciudad de Las Palmas en el día a día, con una programación tan variada como amplio es el espectro de  la misma, no hace sino insistir y cuidar con celo, del valor más preciado que las sociedades modernas tienen, esto es; la libertad de expresión como garante de nuestro mutuo entendimiento y respeto.

Pero destacable, en mi opinión y desde mi preocupación profesional, es la programación del Club Prensa Canaria, en la actividad de su sala de exposiciones, ya que dada la carencia que esta ciudad (de casi 400.000 habitantes) tiene en la oferta de espacios expositivos abiertos no institucionales y con programación ininterrumpida, hace de este espacio una plataforma, más que digna, donde poder ver la obra de jóvenes artistas y, en ciertas ocasiones, de otros artistas con trayectorias profesionales más consolidadas.

Así pues, vayan desde aquí mis felicitaciones y mi sincero reconocimiento a La Provincia y a todos los que hacen posible, día tras día, este proyecto, tanto en su dimensión editorial como en la gestión cultural del Club de Prensa, sin distinción alguna, desde la directiva, los redactores y a todos los profesionales que intervienen en él.

                                   Leopoldo Emperador  9 de Noviembre de 2006

PROYECTO Y HUMANISMO.

Como en experiencias anteriores, la creación y posterior desarrollo urbano en torno a una infraestructura vial con las características de la circunvalación, nos demuestra que lo que actualmente está aún en proceso de ejecución nos parece un  mero cinturón de asfalto, unos nudos de distribución del tráfico y poco más. La realidad cierta es que en un futuro no muy lejano la circunvalación condicionará de tal manera la vida de la ciudad alterando la concepción que de ella actualmente tenemos que es preciso desde ya, contar con la escala humana que va a adquirir y tener en cuenta, principal y fundamentalmente, cómo se insertará el ciudadano en ella como destinatario que es en última instancia. En torno a esta vía se desarrollarán núcleos urbanos e industriales que van a hacer impacto sobre el medio ambiente y sobre la apreciación que el ciudadano va ir adquiriendo de ello a medida que se vaya desarrollando, y el hábitat circundante se irá degradando a una, digamos, “estética” puramente técnica y funcional, alejándolo una vez más de la escala sensible humana y abocando al ciudadano a un embrutecimiento estético y a una concepción utilitaria de su entorno en función de un consumismo material y de una cultura espurea, cuando menos, desarraigada del espíritu humano. No caer en los mismos errores largamente ya experimentados, es obligación de los responsables administrativos y técnicos que se verán involucrados en tales operaciones urbanísticas. Corregir estos vicios, que los intereses especulativos han generado en nuestra historia reciente, es primordial para afrontar un futuro económico que, basado en el turismo, ofrezca posibilidades de enriquecimiento social y cultural, fin este último del pensamiento humano.   

Desde mi particular opinión, y desde la disciplina artística que me atañe,  siempre que se abordan estas cuestiones que afectan a todo el colectivo ciudadano, la improvisación  es la moneda de uso común. Así podemos ver que, el mobiliario urbano de esculturas u otras intervenciones artísticas que ayudan a entender y a humanizar la ciudad, suele estar sujeto a una falta de planificación y proyecto, es decir; desde las instancias responsables hay un  olvido absoluto y sistemático de los artistas como profesionales cualificados que pueden aportar su experiencia y conocimiento con unas disciplinas que ayudarán a enriquecer y corregir la dureza de dichos proyectos en su fase de diseño y desarrollo. Actualmente, tanto en la génesis como en la ejecución de los proyectos urbanísticos, se menosprecia la utilidad social que el arte público ha demostrado tener a lo largo de la historia. Sólo al final, cuando los espacios están ya definidos únicamente en función de intereses técnicos, y cerrada la operación económica, digo; sólo en ese momento y por necesidades de otra índole, se precisa “adornar” lo ya inamovible, y paradójicamente, el adorno suele ser de por sí, cuando menos y siendo generoso, carente de interés, distanciado y ajeno al espacio que lo alberga, evidenciando la fractura existente, en la actualidad, entre desarrollo y humanismo, relación que en tiempos  no muy lejanos aportó grandes conceptos y obras que son hoy en día patrimonio y referente de la humanidad.

Como reflexión final a este apunte, es a mi juicio, la aculturización y embrutecimiento de los poderes públicos y el de los técnicos que desarrollan estos proyectos de  pretendida “modernización”, la causa última de esta degradación del hábitat urbano y por ende, de la cultura  que en él se desarrolla, violentando así sus referencias de identidad, y por tanto desarraigando las relaciones naturales del ciudadano con su inmediato entorno social y físico.  De este modo se embarga el futuro a una incierta e inquietante improvisación. 

Leopoldo Emperador. Marzo 1999  

poema para jose vicente león

Cualquier tarde de aquellas

en las oíamos música, tratábamos  de

                                   descifrar los sonidos.

Sin pensar, sin pensar…..

Ál fondo del corredor, ella, el sonido del piano,

                                   los siniestros ecos del tórculo

                                   atormentando el papel.

Me hablabas de lo poco y mucho que eramos,

yo a través de los cristales volaba lejos,

                                   allá, al trasfín de la imaginación.

Todo estaba dicho,

Carolina hablaba y reía infantilmente,

                                   sin pensar, sin precisar……

Al final, lejos, censurado, arrollado por la vida incisiva

nos dejaban arrestado.

Recuerdo – habitación – cerámica –

– 1 – 2 – 3 – libros y libros

apiñaban la estancia, todo estaba

dicho.

                                                                Leopoldo Emperador 1978

palabras homenaje a josé luis gallardo

Queridos:

Nena, Mate, Ana, José Luis, Ernesto, familiares y amigos todos aquí presentes en este homenaje a José Luis Gallardo.

Siendo coqueto y generoso, como siempre fuiste tú también, querido José Luis, más o menos 500 años de arte componen este sincero homenaje que tus amigos artistas plásticos te brindamos hoy en un agradecido homenaje. Un homenaje al privilegio que tuvimos de disfrutar de tu amistad, consejos y, cómo no, a tus no menos siempre incisivas observaciones y polémica pluma.

Siempre fuiste Papi para nosotros.

Martín Chirino, Joserromán Mora, Juan José Gil, Juan Luis Alzola, Paco Sánchez, Fernando Álamo, Rafael Monagas, Marta Vega y yo mismo firmamos estos dibujos hechos expresamente para este homenaje que, en justicia, por fin, nuestra comunidad intelectual te brinda. Como no podía ser de otra forma, por nuestra exigencia de cualidad y calidad, que siempre nos definió y de la cual también eras celoso guardián, delegamos su realización al cuidado de Juan José Gil, y menos mal,  porque, si no, menuda filípica nos esperaba.

            Gracias, JuanJo, por tu trabajo.

            Una edición de estas características no podía estar exenta de una colaboración literaria, erudita y afectiva que estuviese a tu altura intelectual, querido José Luis. Así pues, hemos contado con dos textos entrañables de Jonathan Allen y Fernando Castro; uno lúdico, el otro erudito; textos que, por razones de tiempo y para vuestro alivio no os voy a leer ahora, pero que os recomiendo leais pues os acercarán más a la personalidad de José Luis.

            Gracias a ambos también por vuestra complicidad.

¿Por qué montes andará perdida aquella Liebre Marceña., eh José Luis.?.

Qué tiempos aquellos en Juan de Miranda.

            Y….. ¿Tony?,

¡¡¡Joder!!., (perdón por la expresión).

¡Claro!, pensamos: no puede estar fuera de este homenaje plástico.

No nos lo hubieras perdonado jamás.

!!!! Desagradecidos!!!!!.

Eso, cuando menos, es lo que nos habrías dicho.

Un retrato tuyo, de los tantos que te hizo, desde aquellos tiempos duros de la dictadura, la represión, la cárcel y el escarnio a nuestras libertades, hasta uno que te hizo de ayer mismo, vete a saber donde, no podía faltar en este homenaje.

De hecho, aquí está uno de 1991 presentándonos.

¡Ay, siempre los hermanos Gallardo!!!

            Bueno, y entrando ya en cosas serias, en 1976, con motivo de mi primera exposición individual en la Casa de Colón, me escribiste un texto, que a mi entender, era premonitorio de los tiempos actuales.

Cito textualmente;

“Una de las cosas que debemos dejar bien claras -si no queremos perdernos en la aparente baraúnda del arte actual- es que el arte no se ha vuelto loco. Esta expresión – repetidamente oída en boca de muchos, incluso entre entendidos- viene a ser como el resultado de una interpretación idealista, que concibe el arte como un ente absoluto, por encima de nuestras cabezas, dotado de cierta organicidad, del cual los artistas (esos «iluminados») no son sino meros interpretantes.

No, el arte ni se ha vuelo ni puede volverse loco; si acaso, los que estamos un poco locos somos nosotros, la sociedad, esta sociedad hoy en plena descomposición, que el ascenso de la burguesía desde finales del siglo pasado, con pretensiones de eternidad había fundado.”

O, es que ¿acaso no es atemporal el arte?.

Poco más puedo añadir, sólo pedirte Nena, que te acerques a esta tribuna para hacerte entrega, en nombre de todos los amigos artistas plásticos aquí representados, de esta carpeta hecha con cariño en memoria de nuestro querido Papi.

palabras inauguración anitra´s dance-oslo

Señoras y señores.

Solo puedo decir unas pocas palabras de agradecimiento.

Es para mi un gran orgullo que la ciudad de Oslo, tenga una escultura mía para disfrute de sus ciudadanos.

Debo decir, sin complejo alguno, que esta brillante idea de Selvaag Group, de conmemorar el centenario de la muerte de Ibsen, con esta libre interpretación escultórica de las escenas de su poema dramático “Peer Gynt”, es uno de los proyectos más ilusionantes en los que he participado.

Gracias Sr. Selvaag por su generosidad al afrontar este ambicioso proyecto. Estoy seguro que los vecinos de Lören serán más felices conviviendo con todas estas esculturas, y el espíritu de Ibsen se hara realidad en este entorno.

Gracias Marit Albertsen por tu buen trabajo de coordinación y todas tus atenciones.

Gracias a todos, en especial al grupo de amigos que desde Canarias me han acompañado a este acto.

Anitra´s Dance. Bronce.

Ladies and gentlemen.

I just can say some few words of gratitude.  Is for me a great honour that the city of Oslo, have a sculpture of mine for enjoyment of its citizens. I feel very proud about that.

I should say, without any complex, that this brilliant idea of Selvaag Group, to commemorate the centennial of the death of Ibsen, with this free sculptural interpretation of the scenes of his dramatic poem “Peer Gynt”, is one of the most exciting projects in which I have been envolved.

Thanks Mr. Selvaag by your generosity to confront this ambitious project.  I am sure that the neighbors of Lören will be happiest sharing their daily lives with all these sculptures and the spirit of Ibsen will be living in this lovely environment for ever. I think that you get it.

Thanks Marit Albertsen by your well done work of coordination and all the attention you pay me when I have been here, in Oslo, before.

Thanks, as well, to all the jury members that they choose my work between hundreds of good art works.

Thanks to all, especially the group of friends of mine that they come from Canaries to share with me to this important  and emotionally  act.

NOTAS AL PROYECTO DE ESCULTURA-CELOSÍA

Desciendo la cuesta San Pedro, llego a Triana, y en la intersección con Malteses, la calle se me presenta cuesta arriba.

No, no es una apreciación banal, es un efecto óptico motivado por su actual morfología. Demasiadas líneas rectas que ascienden trazadas desde el pavimento hasta la media altura humana y que, incomprensiblemente, acaban ahí sin definirse, ocultando, con breves puntos de luz alineados, meticulosamente exactos, los valores de algunas fachadas modernistas que, en un día no muy lejano, formaron parte de la piel de esta vía pública.

Observando estos elementos decorativos aún existentes; curvas en torno a dinteles, cenefas en paramentos, balcones de hierro forjado y un águila de bronce en la esquina de la calle Travieso, me devuelven a la memoria la apacible vista plana y la línea curvada de la acera que, sutilmente, invitaba a recorrer la calle sin prisas, en menesteres comerciales o bien por puro ocio, deleitándose uno en el paseo y la conversación, sabiéndose, arropado por una armonía de formas  caprichosas, de una epidermis cosmopolita que se identificaba con su carácter de vía principal, de calle comercial, por antonomasia, de la vieja ciudad que siempre permaneció abierta al Atlántico.  

Tiempo después, en el tiempo del neón y el metacrilato, cuando las prisas y la eficacia se instalaron definitivamente, otra relación espacio – temporal se estableció entre el ciudadano y la calle Triana. Los maceteros, las farolas y los bancos alineados, dispuestos frente a frente, sedimentan un discurso paralelo que va desde Malteses a San Telmo y que dificulta, más bien distrae, la relación del individuo con la arquitectura aérea, la que se despliega más arriba de la planta comercial que, con sus ampulosos escaparates llenos de luz y multicolores bienes de consumo, obliga a mantener la vista en la rasante, no más arriba del anuncio luminoso, reforzando este efecto óptico anteriormente mencionado y, en medio de todo ello aún subyace, como una sombra de lo que fue, la relación transversal de la vista, escudriñando, de derecha a izquierda, de arriba abajo y viceversa, en busca de referentes visuales pegados a la memoria.

Estas apreciaciones, si quieren Uds., subjetivas fueron determinantes a la hora de encarar el proyecto de una escultura-celosía para el edificio que promueve BASMALU S.L., en la cuesta San Pedro.

Entre las premisas del proyecto se establecía desarrollar una estructura dinámica y transparente, un cerramiento que dejara ver el antiguo callejón allí existente y que, a su vez, potenciara la identidad del edificio en cuestión, dotándolo de una singularidad, de un elemento de identidad acorde con el entorno privilegiado e histórico de Triana.

Recurrir a una cierta estética basada en los pocos ejemplos de arquitectura modernista, que aún sobreviven en la calle, se hacía evidente a cada instante que me aproximaba a las diferentes soluciones formales de este proyecto.

Maqueta. Escultura-Celosía.

Así, en la solución final, la verticalidad se altera con curvas y planos que se abren al exterior. Espacios huecos que permiten “respirar” a la pseudo-fachada que constituye esta escultura–celosía. Perforaciones, en la superficie, que “dibujarán” una piel interior por el efecto de la luz natural durante el día, así como otra provocada por la luz artificial, desde el interior, durante la noche, dotándola de una riqueza formal que trasciende la bidimensionalidad.

El arco de entrada, el acceso físico al inmueble, se ha solucionado con la repetición de los dinteles existentes en ambas fachadas colindantes, forzando así una continuidad de líneas de fachadas tradicionales y asumidas. La incorporación de la clave, en el centro de la curva, refuerza la unidad del conjunto y fija un punto de peso en la composición uniendo la parte superior e inferior de la misma mediante una línea imaginaria, pues ambos elementos permanecen separados por un hueco que aligera todo el conjunto, unificando el espacio exterior con el “aire” interior. Así, la escultura-celosía, no se limita a una “epidermis” de fachada, sino que incorpora, a la misma, el “aire”, el espacio exterior de la calle y el interior del callejón. Una relación espacial que, a mi entender, es de vital importancia para su definición, su identidad de escultura autónoma que viene a cumplir, en este caso, la función de celosía.

Leopoldo Emperador. Mayo 2002

MEMORIA Y EMOCIÓN

Discurso de ingreso en la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Argángel. 25 de Junio de 2010.

“No existe un arte nacional ni una ciencia nacional. El arte y la ciencia, como todos los sublimes bienes del espíritu, pertenecen al mundo entero, y sólo pueden prosperar con el libre influjo mutuo de todos los contemporáneos, respetando siempre todo aquello que el pasado nos legó.”

                                                                                           Goethe

Si convenimos que la infancia y la adolescencia conforman buena parte de nuestra visión del mundo, o como dice, Rainer María Rilke; “la infancia es nuestra patria”, hay dos imágenes que han sido determinantes a la hora de encauzar mi vida creativa.

Bisonte. Cueva de Altamira.

Santander 1959. Cueva de Altamira.

 La tenue luz de un candil iluminaba el interior de la gruta y  la escena  que se abrió ante mí contribuyó a descubrirme un mundo de emociones impensable. El efecto vibratorio de la candela, con su tintineo, hacía que los bisontes, ciervos y caballos allí representados cobraran una vida inusitada y eso, junto al parpadeo de mis ojos infantiles, creó en mí una curiosidad por la arqueología y la antropología que aún hoy en día persiste.

Pinturas Cueva de Altamira.

Muchos de mis viajes y desplazamientos vitales han tenido, entre otros objetivos, la contemplación de las manifestaciones del arte prehistórico. Así, he recorrido, desde la cueva de Altamira al Almoharén del Roque Bentayga pasando antes, durante o, después de conocer este espacio mágico de nuestro patrimonio, por Carnac, en la Bretaña francesa; por Newgrange, en la República de Irlanda, donde introduciéndome a través de su angosto pasadizo en el solsticio de invierno pude contemplar cómo la luz del sol iluminaba durante apenas unos minutos, la cámara central del túmulo. Aquella luz reveló los grabados allí inscritos en sus paredes de piedra y me hicieron sentir una emoción sobrecogedora ante este sublime esfuerzo humano para atrapar este instante mágico de la naturaleza. Así mismo una emoción similar la he sentido en las grutas de Volp en Tuc d´Audoubert, en Stonehenge, en el barranco de Balos y en la Cueva Pintada de Gáldar en compañía de mi amigo y maestro Martín Chirino.

Almoharen. Roque Bentayga. Tejeda. Gran Canaria.
Carnac. Francia.
New Grange. República de Irlanda
Stonehenge.
Bisonte. Cueva Tuc d´Audoubert

Alguna conexión se hizo en aquel entonces con los años de mi infancia que aún no he entendido plenamente; una especie de estratificación de mi interés por el arte contemporáneo y mi fascinación por estos sitios prehistóricos, y en un segundo nivel de ese estrato emergió la dialéctica entre naturaleza y cultura.

Petroglifos Barranco de Balos. Gran Canaria.
Con Martín Chirino en el Barranco de Balos. 1979.

Mi interés no está en las imágenes prehistóricas en el arte contemporáneo, sino en las imágenes prehistóricas y en el arte contemporáneo, su vínculo en cuanto a la construcción de metáforas visuales y en cuanto a la función del arte.

Nuestros ancestros comprendían el universo a través de metáforas unidas a sus experiencias, así, la serpiente era asociada al agua, en parte porque sus movimientos sinuosos reproducían la forma de la corriente de los ríos. Las imágenes prehistóricas son talismanes que ayudan a la memoria, despiertan nuestra imaginación, que no puede ser regulada, apropiada ni manipulada.

Durante mi estancia en Irlanda, entre 1995 y 1997, y tras recorrer los múltiples círculos de piedra y monumentos megalíticos diseminados a lo largo y ancho de la geografía irlandesa, en la Isla de Boa, en el lago Erne (Irlanda del Norte), encontré, en el cementerio celta de Caldragh, una escultura pre-cristiana representación del dios Jano.

“En el vacío mojado del año,

Embadurnado con barro fresco del lago,

yo vacilé cerca de tu poder,

dios de enero”.

Jano – Cementerio celta de Caldragh – Isla de Boa –  Irlanda del Norte

Seamus Heaney, poeta irlandés y premio Nobel de literatura de 1995 escribió estos versos sobre ella en “January God”.

Esta escultura con dos cabezas adosadas, espalda con espalda, es la simetría de los contrarios, lo masculino y lo femenino, hombre y materia, naturaleza y cultura, y que bien podría ser el antecedente del Beso de Brancusi, obra que hoy en día señala su propia sepultura en el cementerio de Montparnasse en Paris.

Brancusi – El Beso – Cementerio de Montparnasse – Paris

Es bien conocido que la influencia del arte de las Islas Cícladas y el arte africano fueron determinantes a la hora de configurar la obra de artistas como Matisse, Picasso y el largo elenco de artistas que conformaron la irrupción del arte moderno. Y más recientemente, en la década de los sesenta del siglo pasado, el recurso a los mitos, espacios y rituales de nuestros ancestros, fue campo de investigación para los artistas conceptuales.

Esculturas de las Islas Cícladas

         Artistas que desarrollaron sus obras desde modelos de un pasado lejano, consciente o inconscientemente, superponiendo la ciencia moderna y las primitivas formas que aún nos permanecen misteriosas a pesar de nuestro conocimiento científico. Estos artistas, de los que citaré sólo algunos de los más conocidos: Robert Smithson, Richard Long y Joseph Beuys, han trabajado en esta línea de pensamiento, y de ella participé desarrollando mi obra entre 1975 y 1989.

Spiral Jetty. Richard Long.
Coyote. Joseph Beuys.
Línea de piedras – Richard Long

Santander. 1958

A su vez, y en contraposición con esas imágenes prehistóricas, el Puerto de Santander, con el paseo Pereda incrustado en la actividad portuaria y urbana, donde entonces, y a pesar de la trágica explosión del vapor Cabo Machichaco en 1893, los barcos que recalaban al norte industrial seguían arribando allí con su trasiego de mercancías, era un espacio de esparcimiento ciudadano porque el puerto y la ciudad eran un corpus. Santander era el puerto.

Vapor Cabo Machichaco – Santander 1893

         Y en ese puerto, una tarde de domingo gris plomizo y lloviznando, los reflejos de las luces de las farolas, las siluetas de los marineros y estibadores, se retorcían en una extraña danza sobre los charcos del muelle. Mi mirada escudriñaba aquellas fluctuaciones ensimismado y absorto en esas sombras chinescas, mi imaginación se desbordaba cogido de la mano de mi padre, cuando, de pronto, ante mí se irguió una inmensa montaña amarilla, monumental para mi estatura. Su impactante color destacaba sobre toda aquella grisalla. Naturaleza y artificio.

Montaña Amarilla

         Ya de regreso a Las Palmas a principios de los sesenta, también los tinglados portuarios de nuestra ciudad y aquella enorme montaña amarilla, que se había trocado en el perfil de La Isleta, me confirmaban, más aún si cabe, mi condición de hombre urbano y ribereño apegado a la contemplación del horizonte, a mi ensoñación y a mi predisposición al imposible.

La Isleta. Gran Canaria.

Y, cada día, a la salida de la escuela esperaba entre los tipos, las tintas, las linotipias y los papeles de la imprenta familiar, a que mi abuelo me llevara a casa, no sin antes hacer su obligada parada cotidiana en esta centenaria Institución que hoy nos acoge, y mientras él se balanceaba en las mecedoras que estaban a la entrada, degustando su aperitivo y conversando con sus amigos, yo investigaba las dependencias del Gabinete Literario, una tras otra, hasta dar con la biblioteca donde descubrí la lectura. Entre sus estanterías di con el libro editado en 1949 de C.W. Ceram; “Dioses, Tumbas y Sabios”, en cuyo encabezamiento figuraba la cita de Goethe que al inicio de estas palabras he señalado. Nuevamente me tropiezo con la arqueología, y en mis idas y venidas al colegio Viera y Clavijo, ya en la adolescencia, la visita al Museo Canario, institución que, por cierto pasa por delicados momentos e incertidumbre de futuro y sobre la que esta academia debería pronunciarse rotundamente en su defensa como legado que es de nuestro patrimonio. Esa era para mí una parada ineludible. Allí volví a indagar sobre la arqueología, en este caso la de nuestros ancestros más próximos.

Museo canario. Las Palmas de Gran Canaria.

         Más tarde, pasados los años de formación, y cuando ya había iniciado mi trayectoria profesional, las lecturas de “Nuevos signos” de Lamberto Pignotti, “Imágenes y símbolos” de Mircea Eliade, “La rama de dorada” de J.G. Frazer, “Obra abierta” de Umberto Eco y “Naturaleza y artifício” de Gillo Dorfles, dieron forma y materializaron a mis ideas en las series de los Alberos y las Electrografías, obras realizadas en neón, a las que Antonio Zaya definiría como “la tinta y el pincel en progreso”. Estas piezas eran esencialmente grafías sobre las paredes y dibujos en el espacio que, materialmente desaparecían cuando se cortaba la energía eléctrica del recinto o la galería de arte que los acogía.

Recordemos, por un momento, ese instante mágico del solsticio de invierno en Newgrange que antes he mencionado.

Era la metáfora de la inmaterialidad del arte, es decir; la idea como arte de la galaxia Duchamp, lo cual me llevaba a una praxis digamos “aséptica” en el sentido de delegar, en buena parte, la producción material y efímera de mi trabajo creativo a la industria.

Inner Light – 1979 – Fluorescentes, almagre, madera y fotografías

         En esta época, lo telúrico y lo intangible; la luz, la tierra, la piel, el fuego, la piedra, la fotografía, el cristal, y el video, permanecían presentes en mi obra en un constante diálogo de contradicciones, la descontextualización de sus realidades físicas creaban una distorsión de significados; una estrategia de lo insólito para una poética de lo simbólico.

Árbol – 1979 – Madera y cerámica.
Electrografía IV – 1981 –Neón.
Sin Título – 1984 – Neón, piel, piedras, plumas, fotografía, madera y flecha.

         En 1987, junto a artistas nacionales como Nacho Criado, Carlos Pazos, Eva Lootz, Concha Jerez y otros, participé en la inauguración del Depósito Elevado del Canal Isabel II como espacio expositivo de la Comunidad de Madrid.

Depósito elevado del Canal Isabel II. Madrid.

La propuesta era intervenir en el espacio del depósito elevado de agua, un recinto de probada utilidad pública, construido en 1912 por los ingenieros Luis Moya y Ramón Aginaga que, hasta ese momento, por obsolescencia de su utilidad primiginea deviene en un depósito de ideas por períodos efímeros, es decir, en una sala de arte.

En ese contexto, nuevamente me planteé mí interés por la arqueología, pero en este caso era la arqueología industrial que me retrotraía a mis andanzas por aquella imprenta de mi infancia. De ahí surgió la pieza “Depósito para el abastecimiento de ideas”, que actualmente pertenece a la colección de la Comunidad de Madrid, hoy en día en el Centro de Arte Dos de Mayo en Móstoles, y que definí, en un texto editado en el catálogo de la exposición, como: “una máquina desplazada en el tiempo, sin función aparente en la actualidad, mecánica absurda y estática en un tiempo eléctrico, instantáneo, en un tiempo de reconversión, de desplazamiento de significados donde la memoria juega un papel importante a la hora de transcribir la identidad individual…..una obra con ese aspecto de máquina extraña en sí misma y extrañada del mundo”.

Depósito para el abastecimiento de ideas – 1987 – Acero, plomo, vidrio, anilina, grasa y fotografía.

         Es a partir de ese momento en que comienzo a trabajar el hierro y en 1989, realicé la obra de intervención urbana “Trasvase a la memoria”, quizá la pieza con más carga medio ambiental que he realizado, y que se trataba de una cubeta de acero de 12 metros de largo por 50 x 50 centímetros, con dos planos inclinados en su interior, en cuya intersección se ubicaba una piedra. Esta cubeta, digo, estaba llena de agua del mar para forzar la corrosión del acero y el efecto de la  evaporación del agua dejaría a la vista dicha piedra incrustada, metáfora del deterioro medio ambiental del punto más estrecho del istmo de la Isleta.

Mi mágica montaña amarilla.

Trasvase a la memoria – 1989 – Acero, piedra y agua salada

         Para realizar esta obra, acudí a los astilleros. Allí, en medio de la tecnología naval, encontré pedazos de lo que vulgarmente se denomina chatarra y, que para mí, aquellos “objetcs trouvés” se convirtieron en el “vacío de lo útil”, configurándose como elementos paradójicamente primitivos que ensamblados daban forma a posibles esculturas que hicieran referencia a las vanguardias históricas y, de paso, me devolvieran a reestablecer la íntima relación entre el yo artista y la materia, trocando así la praxis aséptica anterior por la emoción y los sentidos del taller, por dar forma a la intuición y la necesidad vital de sentir la materia transformándose mediante el hecho volutivo del demiurgo y, recuperar en definitiva, lo que Mircea Eliade definía como “el tiempo sincopado”.

         Llegados a este punto, mi naturaleza de alquimista-nómada, mi alter-ego en la obra “Hacia el Paradigma” de 1988,  me empujó a una profunda reflexión vital sobre que la práctica del arte y la vida son ambas un movimiento continuo, un desplazamiento entre los sentidos, la emoción, la memoria y el conocimiento.

Hacia el paradigma – 1988 – Acero, sal, gas, grabación audio/video y adobe

Y así entiendo o puedo aproximarme al conocimiento más íntimo de mí mismo, y en esta laberíntica incertidumbre, me sitúo en la ribera africana y es, desde este litoral, donde inicié, hace años ya, una singladura con un punto de partida en ese paradigma y una derrota que aún me permanece misteriosa y emblemática, para lo que elegí, como campo de especulación, el reducido espacio de mi esquife, por la manualidad del remo y el viento en el paño. Estos términos marineros se funden junto a los del “Mascarón de la Teodicea”, “la barandilla de babor”, “la derrota” y “el mar de la ensoñación”, que eran fragmentos poéticos de mi paradigma. Aquí, pues, se establece el vínculo, el contínuum de mi pensamiento estético de aquel entonces con mi obra actual.

         Desde esta nueva andadura, iniciada en 1990, mi trayectoria artística se ha centrado en la escultura mirando sin nostalgia a las vanguardias históricas y a nuestro indigenismo. La serie de los “NA-àNIMIs”, un estudio sobre las máscaras dogon, “La mujer del almoharén” con sus connotaciones eróticas, “La Danza de Anitra”, premio internacional del concurso de escultura Peer Gynt en Oslo, obra basada en la lectura del “ Jardín Perfumado” del jeque Nefzawi y el poema dramático “Peer Gynt” de Ibsen. Lecturas que me llevaron, a su vez, a indagar en la pintura romántica francesa: Ingres, Delacroix y el pre-impresionista Manet, de donde surge también la serie de las “Otomanas”.

Na-Ànimis – 1995 – Técnica mixta sobre papel japonés.
Iminanas – Máscaras rituales Dogon

Un largo número de esculturas, de las cuales algunas podemos ver en esta proyección que acompaña mis palabras, han constituido un fructífero periodo de trabajo donde reivindico, ante todo, la práctica culta, íntima y sosegada del quehacer artístico, que nada tiene que ver con la fruslería y frugalidad de trienios o quinquenios, y es en esas palabras de Goethe, que al inicio de mi disertación he mencionado, donde me reconozco.

Na-Ànimi VII – 1992 –  Acero.

Sicómoro II – 2008 – Acero forjado

Fruto de ello es esta escultura que hoy entrego a la Real Academia Canaria de Bellas Artes como indican los estatutos de la misma, para así incrementar, con mi modesta aportación,  su patrimonio artístico con vistas a una futura colección permanente.

         Esta obra, “Cabeza africana”, me retrotrae a su vez a vueltas con la memoria y el presente. ¿Cuántos de los aquí esta noche no se han tropezado a lo largo de su vida con esas mujeres africanas que, con sus espectaculares y coloridos tocados, deambulan por las calles de nuestras ciudades y pueblos?, o bien podría ser también una mujer canaria con esos rasgos africanos que tan bien fueron representadas por nuestros indigenistas.

Cabeza Africana – 2002 – Bronce.

         Para finalizar, no sería merecedor del honor de pertenecer a la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, sin dejar de tener un emocionado recuerdo como homenaje para todos aquellos amigos artistas, poetas e intelectuales, ya desaparecidos, que han sido parte en algún momento u otro de esta mi cartografía personal, que espero haya sido amena y de su interés.

Buenas noches y muchas gracias.