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palabras homenaje a josé luis gallardo

Queridos:

Nena, Mate, Ana, José Luis, Ernesto, familiares y amigos todos aquí presentes en este homenaje a José Luis Gallardo.

Siendo coqueto y generoso, como siempre fuiste tú también, querido José Luis, más o menos 500 años de arte componen este sincero homenaje que tus amigos artistas plásticos te brindamos hoy en un agradecido homenaje. Un homenaje al privilegio que tuvimos de disfrutar de tu amistad, consejos y, cómo no, a tus no menos siempre incisivas observaciones y polémica pluma.

Siempre fuiste Papi para nosotros.

Martín Chirino, Joserromán Mora, Juan José Gil, Juan Luis Alzola, Paco Sánchez, Fernando Álamo, Rafael Monagas, Marta Vega y yo mismo firmamos estos dibujos hechos expresamente para este homenaje que, en justicia, por fin, nuestra comunidad intelectual te brinda. Como no podía ser de otra forma, por nuestra exigencia de cualidad y calidad, que siempre nos definió y de la cual también eras celoso guardián, delegamos su realización al cuidado de Juan José Gil, y menos mal,  porque, si no, menuda filípica nos esperaba.

            Gracias, JuanJo, por tu trabajo.

            Una edición de estas características no podía estar exenta de una colaboración literaria, erudita y afectiva que estuviese a tu altura intelectual, querido José Luis. Así pues, hemos contado con dos textos entrañables de Jonathan Allen y Fernando Castro; uno lúdico, el otro erudito; textos que, por razones de tiempo y para vuestro alivio no os voy a leer ahora, pero que os recomiendo leais pues os acercarán más a la personalidad de José Luis.

            Gracias a ambos también por vuestra complicidad.

¿Por qué montes andará perdida aquella Liebre Marceña., eh José Luis.?.

Qué tiempos aquellos en Juan de Miranda.

            Y….. ¿Tony?,

¡¡¡Joder!!., (perdón por la expresión).

¡Claro!, pensamos: no puede estar fuera de este homenaje plástico.

No nos lo hubieras perdonado jamás.

!!!! Desagradecidos!!!!!.

Eso, cuando menos, es lo que nos habrías dicho.

Un retrato tuyo, de los tantos que te hizo, desde aquellos tiempos duros de la dictadura, la represión, la cárcel y el escarnio a nuestras libertades, hasta uno que te hizo de ayer mismo, vete a saber donde, no podía faltar en este homenaje.

De hecho, aquí está uno de 1991 presentándonos.

¡Ay, siempre los hermanos Gallardo!!!

            Bueno, y entrando ya en cosas serias, en 1976, con motivo de mi primera exposición individual en la Casa de Colón, me escribiste un texto, que a mi entender, era premonitorio de los tiempos actuales.

Cito textualmente;

“Una de las cosas que debemos dejar bien claras -si no queremos perdernos en la aparente baraúnda del arte actual- es que el arte no se ha vuelto loco. Esta expresión – repetidamente oída en boca de muchos, incluso entre entendidos- viene a ser como el resultado de una interpretación idealista, que concibe el arte como un ente absoluto, por encima de nuestras cabezas, dotado de cierta organicidad, del cual los artistas (esos «iluminados») no son sino meros interpretantes.

No, el arte ni se ha vuelo ni puede volverse loco; si acaso, los que estamos un poco locos somos nosotros, la sociedad, esta sociedad hoy en plena descomposición, que el ascenso de la burguesía desde finales del siglo pasado, con pretensiones de eternidad había fundado.”

O, es que ¿acaso no es atemporal el arte?.

Poco más puedo añadir, sólo pedirte Nena, que te acerques a esta tribuna para hacerte entrega, en nombre de todos los amigos artistas plásticos aquí representados, de esta carpeta hecha con cariño en memoria de nuestro querido Papi.

palabras inauguración anitra´s dance-oslo

Señoras y señores.

Solo puedo decir unas pocas palabras de agradecimiento.

Es para mi un gran orgullo que la ciudad de Oslo, tenga una escultura mía para disfrute de sus ciudadanos.

Debo decir, sin complejo alguno, que esta brillante idea de Selvaag Group, de conmemorar el centenario de la muerte de Ibsen, con esta libre interpretación escultórica de las escenas de su poema dramático “Peer Gynt”, es uno de los proyectos más ilusionantes en los que he participado.

Gracias Sr. Selvaag por su generosidad al afrontar este ambicioso proyecto. Estoy seguro que los vecinos de Lören serán más felices conviviendo con todas estas esculturas, y el espíritu de Ibsen se hara realidad en este entorno.

Gracias Marit Albertsen por tu buen trabajo de coordinación y todas tus atenciones.

Gracias a todos, en especial al grupo de amigos que desde Canarias me han acompañado a este acto.

Anitra´s Dance. Bronce.

Ladies and gentlemen.

I just can say some few words of gratitude.  Is for me a great honour that the city of Oslo, have a sculpture of mine for enjoyment of its citizens. I feel very proud about that.

I should say, without any complex, that this brilliant idea of Selvaag Group, to commemorate the centennial of the death of Ibsen, with this free sculptural interpretation of the scenes of his dramatic poem “Peer Gynt”, is one of the most exciting projects in which I have been envolved.

Thanks Mr. Selvaag by your generosity to confront this ambitious project.  I am sure that the neighbors of Lören will be happiest sharing their daily lives with all these sculptures and the spirit of Ibsen will be living in this lovely environment for ever. I think that you get it.

Thanks Marit Albertsen by your well done work of coordination and all the attention you pay me when I have been here, in Oslo, before.

Thanks, as well, to all the jury members that they choose my work between hundreds of good art works.

Thanks to all, especially the group of friends of mine that they come from Canaries to share with me to this important  and emotionally  act.

NOTAS AL PROYECTO DE ESCULTURA-CELOSÍA

Desciendo la cuesta San Pedro, llego a Triana, y en la intersección con Malteses, la calle se me presenta cuesta arriba.

No, no es una apreciación banal, es un efecto óptico motivado por su actual morfología. Demasiadas líneas rectas que ascienden trazadas desde el pavimento hasta la media altura humana y que, incomprensiblemente, acaban ahí sin definirse, ocultando, con breves puntos de luz alineados, meticulosamente exactos, los valores de algunas fachadas modernistas que, en un día no muy lejano, formaron parte de la piel de esta vía pública.

Observando estos elementos decorativos aún existentes; curvas en torno a dinteles, cenefas en paramentos, balcones de hierro forjado y un águila de bronce en la esquina de la calle Travieso, me devuelven a la memoria la apacible vista plana y la línea curvada de la acera que, sutilmente, invitaba a recorrer la calle sin prisas, en menesteres comerciales o bien por puro ocio, deleitándose uno en el paseo y la conversación, sabiéndose, arropado por una armonía de formas  caprichosas, de una epidermis cosmopolita que se identificaba con su carácter de vía principal, de calle comercial, por antonomasia, de la vieja ciudad que siempre permaneció abierta al Atlántico.  

Tiempo después, en el tiempo del neón y el metacrilato, cuando las prisas y la eficacia se instalaron definitivamente, otra relación espacio – temporal se estableció entre el ciudadano y la calle Triana. Los maceteros, las farolas y los bancos alineados, dispuestos frente a frente, sedimentan un discurso paralelo que va desde Malteses a San Telmo y que dificulta, más bien distrae, la relación del individuo con la arquitectura aérea, la que se despliega más arriba de la planta comercial que, con sus ampulosos escaparates llenos de luz y multicolores bienes de consumo, obliga a mantener la vista en la rasante, no más arriba del anuncio luminoso, reforzando este efecto óptico anteriormente mencionado y, en medio de todo ello aún subyace, como una sombra de lo que fue, la relación transversal de la vista, escudriñando, de derecha a izquierda, de arriba abajo y viceversa, en busca de referentes visuales pegados a la memoria.

Estas apreciaciones, si quieren Uds., subjetivas fueron determinantes a la hora de encarar el proyecto de una escultura-celosía para el edificio que promueve BASMALU S.L., en la cuesta San Pedro.

Entre las premisas del proyecto se establecía desarrollar una estructura dinámica y transparente, un cerramiento que dejara ver el antiguo callejón allí existente y que, a su vez, potenciara la identidad del edificio en cuestión, dotándolo de una singularidad, de un elemento de identidad acorde con el entorno privilegiado e histórico de Triana.

Recurrir a una cierta estética basada en los pocos ejemplos de arquitectura modernista, que aún sobreviven en la calle, se hacía evidente a cada instante que me aproximaba a las diferentes soluciones formales de este proyecto.

Maqueta. Escultura-Celosía.

Así, en la solución final, la verticalidad se altera con curvas y planos que se abren al exterior. Espacios huecos que permiten “respirar” a la pseudo-fachada que constituye esta escultura–celosía. Perforaciones, en la superficie, que “dibujarán” una piel interior por el efecto de la luz natural durante el día, así como otra provocada por la luz artificial, desde el interior, durante la noche, dotándola de una riqueza formal que trasciende la bidimensionalidad.

El arco de entrada, el acceso físico al inmueble, se ha solucionado con la repetición de los dinteles existentes en ambas fachadas colindantes, forzando así una continuidad de líneas de fachadas tradicionales y asumidas. La incorporación de la clave, en el centro de la curva, refuerza la unidad del conjunto y fija un punto de peso en la composición uniendo la parte superior e inferior de la misma mediante una línea imaginaria, pues ambos elementos permanecen separados por un hueco que aligera todo el conjunto, unificando el espacio exterior con el “aire” interior. Así, la escultura-celosía, no se limita a una “epidermis” de fachada, sino que incorpora, a la misma, el “aire”, el espacio exterior de la calle y el interior del callejón. Una relación espacial que, a mi entender, es de vital importancia para su definición, su identidad de escultura autónoma que viene a cumplir, en este caso, la función de celosía.

Leopoldo Emperador. Mayo 2002

MEMORIA Y EMOCIÓN

Discurso de ingreso en la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Argángel. 25 de Junio de 2010.

“No existe un arte nacional ni una ciencia nacional. El arte y la ciencia, como todos los sublimes bienes del espíritu, pertenecen al mundo entero, y sólo pueden prosperar con el libre influjo mutuo de todos los contemporáneos, respetando siempre todo aquello que el pasado nos legó.”

                                                                                           Goethe

Si convenimos que la infancia y la adolescencia conforman buena parte de nuestra visión del mundo, o como dice, Rainer María Rilke; “la infancia es nuestra patria”, hay dos imágenes que han sido determinantes a la hora de encauzar mi vida creativa.

Bisonte. Cueva de Altamira.

Santander 1959. Cueva de Altamira.

 La tenue luz de un candil iluminaba el interior de la gruta y  la escena  que se abrió ante mí contribuyó a descubrirme un mundo de emociones impensable. El efecto vibratorio de la candela, con su tintineo, hacía que los bisontes, ciervos y caballos allí representados cobraran una vida inusitada y eso, junto al parpadeo de mis ojos infantiles, creó en mí una curiosidad por la arqueología y la antropología que aún hoy en día persiste.

Pinturas Cueva de Altamira.

Muchos de mis viajes y desplazamientos vitales han tenido, entre otros objetivos, la contemplación de las manifestaciones del arte prehistórico. Así, he recorrido, desde la cueva de Altamira al Almoharén del Roque Bentayga pasando antes, durante o, después de conocer este espacio mágico de nuestro patrimonio, por Carnac, en la Bretaña francesa; por Newgrange, en la República de Irlanda, donde introduciéndome a través de su angosto pasadizo en el solsticio de invierno pude contemplar cómo la luz del sol iluminaba durante apenas unos minutos, la cámara central del túmulo. Aquella luz reveló los grabados allí inscritos en sus paredes de piedra y me hicieron sentir una emoción sobrecogedora ante este sublime esfuerzo humano para atrapar este instante mágico de la naturaleza. Así mismo una emoción similar la he sentido en las grutas de Volp en Tuc d´Audoubert, en Stonehenge, en el barranco de Balos y en la Cueva Pintada de Gáldar en compañía de mi amigo y maestro Martín Chirino.

Almoharen. Roque Bentayga. Tejeda. Gran Canaria.
Carnac. Francia.
New Grange. República de Irlanda
Stonehenge.
Bisonte. Cueva Tuc d´Audoubert

Alguna conexión se hizo en aquel entonces con los años de mi infancia que aún no he entendido plenamente; una especie de estratificación de mi interés por el arte contemporáneo y mi fascinación por estos sitios prehistóricos, y en un segundo nivel de ese estrato emergió la dialéctica entre naturaleza y cultura.

Petroglifos Barranco de Balos. Gran Canaria.
Con Martín Chirino en el Barranco de Balos. 1979.

Mi interés no está en las imágenes prehistóricas en el arte contemporáneo, sino en las imágenes prehistóricas y en el arte contemporáneo, su vínculo en cuanto a la construcción de metáforas visuales y en cuanto a la función del arte.

Nuestros ancestros comprendían el universo a través de metáforas unidas a sus experiencias, así, la serpiente era asociada al agua, en parte porque sus movimientos sinuosos reproducían la forma de la corriente de los ríos. Las imágenes prehistóricas son talismanes que ayudan a la memoria, despiertan nuestra imaginación, que no puede ser regulada, apropiada ni manipulada.

Durante mi estancia en Irlanda, entre 1995 y 1997, y tras recorrer los múltiples círculos de piedra y monumentos megalíticos diseminados a lo largo y ancho de la geografía irlandesa, en la Isla de Boa, en el lago Erne (Irlanda del Norte), encontré, en el cementerio celta de Caldragh, una escultura pre-cristiana representación del dios Jano.

“En el vacío mojado del año,

Embadurnado con barro fresco del lago,

yo vacilé cerca de tu poder,

dios de enero”.

Jano – Cementerio celta de Caldragh – Isla de Boa –  Irlanda del Norte

Seamus Heaney, poeta irlandés y premio Nobel de literatura de 1995 escribió estos versos sobre ella en “January God”.

Esta escultura con dos cabezas adosadas, espalda con espalda, es la simetría de los contrarios, lo masculino y lo femenino, hombre y materia, naturaleza y cultura, y que bien podría ser el antecedente del Beso de Brancusi, obra que hoy en día señala su propia sepultura en el cementerio de Montparnasse en Paris.

Brancusi – El Beso – Cementerio de Montparnasse – Paris

Es bien conocido que la influencia del arte de las Islas Cícladas y el arte africano fueron determinantes a la hora de configurar la obra de artistas como Matisse, Picasso y el largo elenco de artistas que conformaron la irrupción del arte moderno. Y más recientemente, en la década de los sesenta del siglo pasado, el recurso a los mitos, espacios y rituales de nuestros ancestros, fue campo de investigación para los artistas conceptuales.

Esculturas de las Islas Cícladas

         Artistas que desarrollaron sus obras desde modelos de un pasado lejano, consciente o inconscientemente, superponiendo la ciencia moderna y las primitivas formas que aún nos permanecen misteriosas a pesar de nuestro conocimiento científico. Estos artistas, de los que citaré sólo algunos de los más conocidos: Robert Smithson, Richard Long y Joseph Beuys, han trabajado en esta línea de pensamiento, y de ella participé desarrollando mi obra entre 1975 y 1989.

Spiral Jetty. Richard Long.
Coyote. Joseph Beuys.
Línea de piedras – Richard Long

Santander. 1958

A su vez, y en contraposición con esas imágenes prehistóricas, el Puerto de Santander, con el paseo Pereda incrustado en la actividad portuaria y urbana, donde entonces, y a pesar de la trágica explosión del vapor Cabo Machichaco en 1893, los barcos que recalaban al norte industrial seguían arribando allí con su trasiego de mercancías, era un espacio de esparcimiento ciudadano porque el puerto y la ciudad eran un corpus. Santander era el puerto.

Vapor Cabo Machichaco – Santander 1893

         Y en ese puerto, una tarde de domingo gris plomizo y lloviznando, los reflejos de las luces de las farolas, las siluetas de los marineros y estibadores, se retorcían en una extraña danza sobre los charcos del muelle. Mi mirada escudriñaba aquellas fluctuaciones ensimismado y absorto en esas sombras chinescas, mi imaginación se desbordaba cogido de la mano de mi padre, cuando, de pronto, ante mí se irguió una inmensa montaña amarilla, monumental para mi estatura. Su impactante color destacaba sobre toda aquella grisalla. Naturaleza y artificio.

Montaña Amarilla

         Ya de regreso a Las Palmas a principios de los sesenta, también los tinglados portuarios de nuestra ciudad y aquella enorme montaña amarilla, que se había trocado en el perfil de La Isleta, me confirmaban, más aún si cabe, mi condición de hombre urbano y ribereño apegado a la contemplación del horizonte, a mi ensoñación y a mi predisposición al imposible.

La Isleta. Gran Canaria.

Y, cada día, a la salida de la escuela esperaba entre los tipos, las tintas, las linotipias y los papeles de la imprenta familiar, a que mi abuelo me llevara a casa, no sin antes hacer su obligada parada cotidiana en esta centenaria Institución que hoy nos acoge, y mientras él se balanceaba en las mecedoras que estaban a la entrada, degustando su aperitivo y conversando con sus amigos, yo investigaba las dependencias del Gabinete Literario, una tras otra, hasta dar con la biblioteca donde descubrí la lectura. Entre sus estanterías di con el libro editado en 1949 de C.W. Ceram; “Dioses, Tumbas y Sabios”, en cuyo encabezamiento figuraba la cita de Goethe que al inicio de estas palabras he señalado. Nuevamente me tropiezo con la arqueología, y en mis idas y venidas al colegio Viera y Clavijo, ya en la adolescencia, la visita al Museo Canario, institución que, por cierto pasa por delicados momentos e incertidumbre de futuro y sobre la que esta academia debería pronunciarse rotundamente en su defensa como legado que es de nuestro patrimonio. Esa era para mí una parada ineludible. Allí volví a indagar sobre la arqueología, en este caso la de nuestros ancestros más próximos.

Museo canario. Las Palmas de Gran Canaria.

         Más tarde, pasados los años de formación, y cuando ya había iniciado mi trayectoria profesional, las lecturas de “Nuevos signos” de Lamberto Pignotti, “Imágenes y símbolos” de Mircea Eliade, “La rama de dorada” de J.G. Frazer, “Obra abierta” de Umberto Eco y “Naturaleza y artifício” de Gillo Dorfles, dieron forma y materializaron a mis ideas en las series de los Alberos y las Electrografías, obras realizadas en neón, a las que Antonio Zaya definiría como “la tinta y el pincel en progreso”. Estas piezas eran esencialmente grafías sobre las paredes y dibujos en el espacio que, materialmente desaparecían cuando se cortaba la energía eléctrica del recinto o la galería de arte que los acogía.

Recordemos, por un momento, ese instante mágico del solsticio de invierno en Newgrange que antes he mencionado.

Era la metáfora de la inmaterialidad del arte, es decir; la idea como arte de la galaxia Duchamp, lo cual me llevaba a una praxis digamos “aséptica” en el sentido de delegar, en buena parte, la producción material y efímera de mi trabajo creativo a la industria.

Inner Light – 1979 – Fluorescentes, almagre, madera y fotografías

         En esta época, lo telúrico y lo intangible; la luz, la tierra, la piel, el fuego, la piedra, la fotografía, el cristal, y el video, permanecían presentes en mi obra en un constante diálogo de contradicciones, la descontextualización de sus realidades físicas creaban una distorsión de significados; una estrategia de lo insólito para una poética de lo simbólico.

Árbol – 1979 – Madera y cerámica.
Electrografía IV – 1981 –Neón.
Sin Título – 1984 – Neón, piel, piedras, plumas, fotografía, madera y flecha.

         En 1987, junto a artistas nacionales como Nacho Criado, Carlos Pazos, Eva Lootz, Concha Jerez y otros, participé en la inauguración del Depósito Elevado del Canal Isabel II como espacio expositivo de la Comunidad de Madrid.

Depósito elevado del Canal Isabel II. Madrid.

La propuesta era intervenir en el espacio del depósito elevado de agua, un recinto de probada utilidad pública, construido en 1912 por los ingenieros Luis Moya y Ramón Aginaga que, hasta ese momento, por obsolescencia de su utilidad primiginea deviene en un depósito de ideas por períodos efímeros, es decir, en una sala de arte.

En ese contexto, nuevamente me planteé mí interés por la arqueología, pero en este caso era la arqueología industrial que me retrotraía a mis andanzas por aquella imprenta de mi infancia. De ahí surgió la pieza “Depósito para el abastecimiento de ideas”, que actualmente pertenece a la colección de la Comunidad de Madrid, hoy en día en el Centro de Arte Dos de Mayo en Móstoles, y que definí, en un texto editado en el catálogo de la exposición, como: “una máquina desplazada en el tiempo, sin función aparente en la actualidad, mecánica absurda y estática en un tiempo eléctrico, instantáneo, en un tiempo de reconversión, de desplazamiento de significados donde la memoria juega un papel importante a la hora de transcribir la identidad individual…..una obra con ese aspecto de máquina extraña en sí misma y extrañada del mundo”.

Depósito para el abastecimiento de ideas – 1987 – Acero, plomo, vidrio, anilina, grasa y fotografía.

         Es a partir de ese momento en que comienzo a trabajar el hierro y en 1989, realicé la obra de intervención urbana “Trasvase a la memoria”, quizá la pieza con más carga medio ambiental que he realizado, y que se trataba de una cubeta de acero de 12 metros de largo por 50 x 50 centímetros, con dos planos inclinados en su interior, en cuya intersección se ubicaba una piedra. Esta cubeta, digo, estaba llena de agua del mar para forzar la corrosión del acero y el efecto de la  evaporación del agua dejaría a la vista dicha piedra incrustada, metáfora del deterioro medio ambiental del punto más estrecho del istmo de la Isleta.

Mi mágica montaña amarilla.

Trasvase a la memoria – 1989 – Acero, piedra y agua salada

         Para realizar esta obra, acudí a los astilleros. Allí, en medio de la tecnología naval, encontré pedazos de lo que vulgarmente se denomina chatarra y, que para mí, aquellos “objetcs trouvés” se convirtieron en el “vacío de lo útil”, configurándose como elementos paradójicamente primitivos que ensamblados daban forma a posibles esculturas que hicieran referencia a las vanguardias históricas y, de paso, me devolvieran a reestablecer la íntima relación entre el yo artista y la materia, trocando así la praxis aséptica anterior por la emoción y los sentidos del taller, por dar forma a la intuición y la necesidad vital de sentir la materia transformándose mediante el hecho volutivo del demiurgo y, recuperar en definitiva, lo que Mircea Eliade definía como “el tiempo sincopado”.

         Llegados a este punto, mi naturaleza de alquimista-nómada, mi alter-ego en la obra “Hacia el Paradigma” de 1988,  me empujó a una profunda reflexión vital sobre que la práctica del arte y la vida son ambas un movimiento continuo, un desplazamiento entre los sentidos, la emoción, la memoria y el conocimiento.

Hacia el paradigma – 1988 – Acero, sal, gas, grabación audio/video y adobe

Y así entiendo o puedo aproximarme al conocimiento más íntimo de mí mismo, y en esta laberíntica incertidumbre, me sitúo en la ribera africana y es, desde este litoral, donde inicié, hace años ya, una singladura con un punto de partida en ese paradigma y una derrota que aún me permanece misteriosa y emblemática, para lo que elegí, como campo de especulación, el reducido espacio de mi esquife, por la manualidad del remo y el viento en el paño. Estos términos marineros se funden junto a los del “Mascarón de la Teodicea”, “la barandilla de babor”, “la derrota” y “el mar de la ensoñación”, que eran fragmentos poéticos de mi paradigma. Aquí, pues, se establece el vínculo, el contínuum de mi pensamiento estético de aquel entonces con mi obra actual.

         Desde esta nueva andadura, iniciada en 1990, mi trayectoria artística se ha centrado en la escultura mirando sin nostalgia a las vanguardias históricas y a nuestro indigenismo. La serie de los “NA-àNIMIs”, un estudio sobre las máscaras dogon, “La mujer del almoharén” con sus connotaciones eróticas, “La Danza de Anitra”, premio internacional del concurso de escultura Peer Gynt en Oslo, obra basada en la lectura del “ Jardín Perfumado” del jeque Nefzawi y el poema dramático “Peer Gynt” de Ibsen. Lecturas que me llevaron, a su vez, a indagar en la pintura romántica francesa: Ingres, Delacroix y el pre-impresionista Manet, de donde surge también la serie de las “Otomanas”.

Na-Ànimis – 1995 – Técnica mixta sobre papel japonés.
Iminanas – Máscaras rituales Dogon

Un largo número de esculturas, de las cuales algunas podemos ver en esta proyección que acompaña mis palabras, han constituido un fructífero periodo de trabajo donde reivindico, ante todo, la práctica culta, íntima y sosegada del quehacer artístico, que nada tiene que ver con la fruslería y frugalidad de trienios o quinquenios, y es en esas palabras de Goethe, que al inicio de mi disertación he mencionado, donde me reconozco.

Na-Ànimi VII – 1992 –  Acero.

Sicómoro II – 2008 – Acero forjado

Fruto de ello es esta escultura que hoy entrego a la Real Academia Canaria de Bellas Artes como indican los estatutos de la misma, para así incrementar, con mi modesta aportación,  su patrimonio artístico con vistas a una futura colección permanente.

         Esta obra, “Cabeza africana”, me retrotrae a su vez a vueltas con la memoria y el presente. ¿Cuántos de los aquí esta noche no se han tropezado a lo largo de su vida con esas mujeres africanas que, con sus espectaculares y coloridos tocados, deambulan por las calles de nuestras ciudades y pueblos?, o bien podría ser también una mujer canaria con esos rasgos africanos que tan bien fueron representadas por nuestros indigenistas.

Cabeza Africana – 2002 – Bronce.

         Para finalizar, no sería merecedor del honor de pertenecer a la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, sin dejar de tener un emocionado recuerdo como homenaje para todos aquellos amigos artistas, poetas e intelectuales, ya desaparecidos, que han sido parte en algún momento u otro de esta mi cartografía personal, que espero haya sido amena y de su interés.

Buenas noches y muchas gracias.

LEYENDA DEL JOVEN Y EL MAESTRO

Acto de ingreso de Martín Chirino como Academico de honor de la Real Academia Canaria de bellas Artes.

12 de noviembre de 2015.

Excma. Sra. Presidenta de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, Excmos. e Iltmos. académicos, autoridades, señoras y señores:

En este solemne acto de nuestra centenaria institución, es para mí un inmenso honor dirigir estas sencillas pero emotivas palabras, a quien, desde mi juventud, he tenido como referente, pero sobre todo, como amigo.  Por ello,  mis palabras estarán condicionadas más por este sentimiento que por los reconocidos méritos de Martín Chirino, Académico de Honor de nuestra institución, que se enorgullece y honra de contar entre sus miembros al más importante escultor español y canario del último siglo.

“Eran los tiempos finales del plomo, era una mañana de verano.

Un joven andaba ávido buscando respuestas a sus incipientes preocupaciones derivadas de su intuida pasión, escrutaba a cada persona que encontraba en su camino, y para no equivocarse, llevaba apretado en el bolsillo un pequeño libro, una modesta monografía, su preciado mapa del tesoro que le orientaría en su búsqueda.

Dedicatoria de Martín Chirino en guardas de monografía.

Apenas tenía referencias, pero sabía que el maestro estaba allí, tenía la plena certeza de su presencia.

Sabía, por lo que había leído, que le reconocería nada más verle. Nadie podía ocupar el espacio como él. Así lo imaginaba.

Encontró en la playa a un hombre que agachado, mientras dibujaba obstinadamente espirales en la arena, entonaba un soniquete acompasado, rítmico como los sonidos del martillo que al golpear el yunque escribía la partitura del misterio de la creación.

– “Menos es más”.

No parecía importarle que la marea desdibujara, una y otra vez,  aquel gesto. Era la propia fuerza de la naturaleza la que le impulsaba a repetir aquel movimiento firme, excéntrico, mágico.

Sin duda tiene que ser él, pensó el joven que, tímidamente, preguntó al hombre que, hincado de rodillas, se fundía en un todo.

– ¿Eres tú?.

El hombre pegado a la arena, a su tierra, respondió gentilmente sin alzar su mirada que, absorta, seguía las ondulaciones hipnóticas del agua:

– “Soy el hombre que soñó de niño que el horizonte podía desplazarse”.

Y a continuación añadió:

– “He visto al aire hacer un agujero con su movimiento espiral y excavar la grava y subirla en el aire junto a la arena”.

Y mientras el hombre seguía con el dedo inscribiendo aquellas espirales efímeras, el joven le observaba. Transcurrió así un instante, un fragmento de tiempo que al joven le pareció el transcurrir de la historia, del universo descrito en simple dibujo.

El maestro, entonces, alzó la mirada y  al contemplar al joven que le observaba ensimismado, le preguntó.

– “Qué buscas?”.

El joven le respondió: “quiero llenar de sentido mi obra, soy artista”.

“¿Cómo?” dijo el maestro.

Sin ademán incómodo retiró la mirada y continuó a lo suyo dibujando espirales, y entonces susurró:

– “Empieza pues a entender que lo que tienes que hacer es desandar el camino, deshacer, a través de lo que sabes”.

“Pues, ¿así podré?”, preguntó, impetuoso, el joven.

“Eres libre cuando lo que piensas y lo que haces es armónico”, respondió el maestro.

Sin decir más palabras tomó entre sus manos aquel pequeño tesoro que el joven llevaba en su bolsillo y, humedeciendo su dedo índice en el tintero del mar, describió una espiral en sus guardas.

Con el devenir imparable de aquella espiral del tiempo, trazada en las modestas páginas en blanco, la magia de aquel simple gesto transformó al joven en sexagenario y al maestro lo hizo más sabio y joven.

Gracias Martín por tu amistad y magisterio de estos cuarenta y tantos años.”


Benozzo Gozzoli – San Giminiano- Iglesia de San Agustín.

Buenas noches.

la luz

«La luz ha sido el eje central de mi trabajo, luz como energía vital, creadora de espacio y ambiente. La tecnología nos ofrece hoy la luz como una materia física, dispuesta a ser manipulada, pero es el neón, por sus características, el que determina la posibilidad de plasmar en sí mismo la caligrafía, el grafismo y aún la intención. La tinta y el pincel en progreso. El tiempo ha desplazado la naturaleza de los medios y negar esto tendría serias implicaciones sociales, culturales, históricas, económicas y políticas. En definitiva, sería negar el desarrollo de nuestra civilización y su carácter progresivo».

Mesas. 1982. Metrónom. Barcelona.

“La ‘luz’ de neón comienzo a ‘usarla’ en el año 1979, forzado por las limitaciones con que tropiezo en el uso del tubo fluorescente, limitaciones en cuanto a forma, color e intención. Los primeros trabajos con este medio se centran en la utilización exclusiva de la tecnología como único elemento del discurso, usando su técnica en el contexto de la obra; así cables y transformador son usados como elementos fundamentales en el dibujo de las piezas, como continuación de la línea de luz y color, (en sí mismo) del tubo de neón. Posteriormente se va estableciendo una mayor flexibilidad relacional entre los materiales u objetos que desplazo de su significante cotidiano».

Hacia el Paradigma

Leopoldo Emperador 1988.

Hacia el paradigma es un trabajo multimedia que a partir de un objeto encontrado (Fragmento de barco encallado), propone una metáfora sobre la ruina de la relación naturaleza-cultura en el mundo actual.

Portada catálogo Hacía el Paradigma.
Fragmento de barco encallado.

El espacio de trabajo se compone de subespacios interrelacionados por el hecho poético de la mirada a través de este fragmento de barco, que situado en una posición estratégica en la costa, se convierte en un catalizador de la memoria.

Así, estos espacios y objetos integrados en el contexto global del trabajo se constituyen en fragmentos, en instantes de una acción cotidiana. Mirar al horizonte.

Existe a lo largo del trabajo un hilo conductor alegórico: el alquimista nómada se ensimisma, desde la barandilla de babor, en la derrota y posterior hundimiento del TEODICEA.

Boceto instalación.

La instalación consta de los siguientes espacios o fragmentos:

Espacio invitación. El alquimista-nómada invita a compartir el recorrido.

Ticket acomodación

Ascensión y caida de la mirada. Rampa de adobe.

Planos constructivos.

Barandilla de babor. El alquimista-nómada se ensimisma en la derrota

Espacio de la ensoñación. Lo que existe más allá del paradigma.

Espacio de la ensoñación.

Umbral del naufragio. Hueco en la pieza de hierro, contenedor de seis monitores de T.V. donde se visualiza la derrota y hundimiento de la TEODICEA.

Instalación Hacia el Paradigma. Centro Insular de Cultura. Las Palmas.
En el mar de la ensoñación.

Sendero de retroacceso. Recorrido inverso a la rampa.

Instalación Hacia el Paradigma. Centro Insular de Cultura. Las Palmas.
Hacia el Paradigma. Pallau Solleric. Palma de Mallorca.

EL OFICIO DE ESCULTOR

Laudatio Premio Excellens Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel a Cristian Ferrer Hernández.

29 de junio de 2015

Excma. Sra. Presidenta de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, Excmos. e Iltmos. académicos, autoridades, señoras y señores:

No es precisamente la palabra, y menos aún, la teoría del arte, la herramienta usual de mi trabajo. Soy, simplemente, escultor. Aún así, asumo este compromiso y responsabilidad de hacer esta laudatio que para mi, sinceramente, es un honor, pues con emoción y agrado quiero ensalzar los méritos de un escultor al que la Academia Canaria de Bellas Artes, y su sección de escultura, han considerado merecedor del Premio Excellens, galardón que todos los años nuestra institución otorga en el solemne acto inaugural del curso académico, como el que hoy inauguramos. Este año ha sido la sección de escultura la designada a premiar la labor y la trayectoria de dos artistas en las dos modalidades que establece este premio; Magister y Excellens.

Ya mi compañero y excelente escultor, el Iltmo. Academico por la sección de escultura, D. Manuel González, se encargará de ensalzar los méritos de Felix Reyes Arencibia, premio Magister. Mis felicidades al galardonado por su obra y trayectoria.

El premio Excellens, ha recaído,  este año en Cristian Ferrer. Mi enhorabuena.

Conocí a Cristian Ferrer en el tránsito de ambos milenios. Trabajaba en una fundición de Las Palmas, como sustento y formación para ejercer lo que realmente le apasiona; ser escultor.

Aquí están las claves; Vocación, Pasión y Oficio.

Cristian Ferrer es un joven escultor que a pesar de su breve trayectoria ha participado en exposiciones colectivas en Gran Canaria, Fuerteventura, Madrid y Bilbao. Hasta la fecha ha realizado 4 exposiciones individuales. Solo los que ejercemos este oficio sabemos de las dificultades que entraña elaborar toda una exposición de esculturas y más aún en los tiempos que corren. 

Su obra ha sido galardonada en diferentes certámenes, entre los que destacaremos, el 1er premio “Gran Canaria en igualdad” en 2008, finalista en el concurso público del monumento a la memoria de las víctimas del JK 5022 en 2009 y ganador de la II Bienal LUJAN PÉREZ en 2010. Su pasión sigue intacta.

David Smith. Hudson. 1951.

If you want to change your sculpture, change your habit of working (Si quieres cambiar tu escultura, cambia tus hábitos de trabajo) escribió Clement Greeberg en los años 60 del siglo pasado al referirse a la obra de David Smith y a la que, William Rubin hace mención en el catálogo de la exposición monográfica, que el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1975 dedicó a Anthony Caro. Rubin, en su texto, hace referencia a esta frase, al constatar cómo influyó en Anthony Caro el descubrimiento de la obra escultórica de David Smith y la obra pictórica de Kenneth Noland.

Kenneth Noland. Trans Shift, 1964

Para Anthony Caro, un escultor inglés que se formó en el arte moderno como alumno de Henry Moore, la contemplación de las obras de Smith y de Noland, supuso, de una parte, el descubrimiento del “Shaped Canvas” y la frescura y desparpajo en las actitudes de los artistas americanos, un concepto de libertad que, sin complejos, el nuevo mundo aportaba al panorama artístico internacional tras los terribles acontecimientos de la II Guerra Mundial, y tras la que Europa permanecía exhausta y cansada. Paris, Londres y Berlin, los centros de irradiación  cultural europeos anteriores a la segunda guerra, estaban arrasados material y moralmente. El escenario del viejo continente precisaba de la frescura que he mencionado, y por qué no, de la irrupción y pujanza, del mercado artístico que en esos momentos américa lideraba. A partir de aquí, ya nada volvería a ser igual.

Anthony Caro. Woman walking up. 1955.

Este acontecimiento alteraría las nociónes de Caro sobre la superfície pictórica y el volumén escultórico. La apreciación que hasta ese momento, tenía de la escultura como un objeto destinado solamente a sustentarse sobre la peana se vería alterada. Las huellas y texturas dejadas por las herramientas sobre la superfície, y las arañaduras sobre el acero inoxidable, como había observado en la obra CUBI XXVIII de David Smith, le mostrarían un camino de investigación. Este atrevimiento vino a dislocar su percepción del espacio escultórico, su preocupación espacial, es decir; espacio ocupado / espacio vacío.

David Smith. CUBI XXVIII. 1965. Acero inoxidable

A partir de ese momento, Caro, se introduce en la utilización del color como parte fundamental de la piel de su obra y la adopción del ensamblage de piezas industriales encontradas. Desde entonces, ya no le basta el espacio ocupado o el vacío que había desarrollado hasta ese momento de forma magistral, ahora el color adquiere un papel importante y fundamental en el lenguaje escultórico de su obra y esto va a condicionar e inaugurar una nueva mirada hacía la escultura contemporánea de los años posteriores hasta la actualidad.

Anthony Caro. Early One Morning. 1962

La influencia del Expresionismo Abstracto americano y, su posterior desarrollo en el movimiento minimalista, supondrá una convulsión en los lenguajes artistícos establecidos hasta ese momento de la segunda mitad del siglo pasado. Artistas, como el alemán, Imi Knoebel, vendrán a aportar un nuevo escenario plástico de lo tridimensional, una vuelta de tuerca más a la posición del objeto en el espacio, ya no es el pavimento, la transformación de la peana como parte integrante del espacio escultórico que había inaugurado Brancusi a principios del siglo pasado, o incluso, su desaparición. No, ya no son los únicos posibles espacios de intervención. Los artistas buscan, a partir de ahora, espacios de expansión que no condicionen o limiten su libertad creativa. También, la pared es un espacio que ha transformado al soporte “tridimensional”. Es decir; el formato que cuelga de la pared ya no es más la “ventana” por la que contemplamos la escena que se desarrolla ante nuestra mirada, ahora es la escena misma. La autonomía del objeto artístico en sí.

Imi Knoebel. Gartenbild. 2012

Menciono aquí a dos escultores modernos que han influido de manera radical en el lenguaje de la escultura contemporánea, más en concreto, en la escultura en hierro de la segunda mitad del siglo pasado, pues la obra de Cristian Ferrer participa de estos parámetros. Para llegar a este punto, antes debemos rendir tributo al legado de las aportaciones de Julio González y Pablo Picasso, que no son de desdeñar, en cuanto a la liberación del concepto de escultura, y de los cuales somos herederos delimitando y diferenciando con claridad la sutil línea entre  estatuaria y escultura.

Cristian Ferrer, es un escultor del hierro, materia que requiere habilidades, conocimiento y, sobre todo, vocación ante la dureza que el desarrollo de la obra escultórica conlleva, pues supone domeñar una materia dura pero dúctil.

Constantin Brancusi. Maïastra II. 1917
Julio González. Daphne el hierro divino. 1935

Hace años mi amigo, el poeta José Antonio Otero, me dedico un Rondel, que como escultor, aún esas palabras rondan mi cabeza. Palabras que certeramente definen, a mi entender, el oficio de escultor del hierro visto desde la óptica y sensibilidad de un poeta inmenso como fue José Antonio Otero, y dicen así:

Fue en la época del despertar de los sentidos.

Sería allá por el cuarenta y nueve o el cincuenta, y aún le llega el canto del yunque que vivía frente a la casa de su primera infancia. Entonces era como verano todo el tiempo, pero cuando se fugó para cruzar la calle supo además que el repicar aquel era feroz porque su cara ardía. Los cuatro hombres que se afanaban dentro lucían negros; semejantes a la ceniza donde hurgaban, desde la que hacían nacer con grandes tenazas unas barras iluminadas muy parecidas a los helados de frambuesa, hablaban poco, pegaban duro, sudaban siempre.

Diego Velázquez. La Fragua de Vulcano.

Estas palabras sintetizan a la perfección, a través de la mitología de La Fragua de Vulcano, la diaria labor del taller del herrero y eso, es precisamente un escultor del hierro, como bien y modestamente se ha autodefinido nuestro más internacional e insigne escultor y Academico de Honor de nuestra institución, el Excmo., Sr., Don Martín Chirino. Somos herreros de la misma materia que estamos formados y forjadores de nuestros propios sueños.

Son el fuego (la fragua), el agua (la templanza) y la tierra ( el mineral objeto de transformación), los elementos desde los que nuestros ancestros, en su obsesión por domar a la naturaleza y ser dueños de su propio tiempo, pusieron en práctica las rudimentarias habilidades que aún hoy, paradojicamente, son la base misma del pensamiento humano, incluso en este mundo tan “tecnológico” que vivimos.

La naturaleza del artista está, lo digo convencido de ello, en el demiurgo, en el chamán. Y ese papel de hombre mágico que ocupa en la sociedad, desde tiempos inmemoriables, tiene una función simple, precisa e inútil a ojos extraños; dotarla a ésta, a la sociedad, de símbolos, emblemas y totems donde reconocerse. Esta es, amigos míos, la gran tarea titánica de los hombres y mujeres de la cultura. El eterno esfuerzo de Sísifo. Hacer de la experiencia vital y sensorial algo sorprendente. Y esto tiene un nombre, generosidad y, no tiene precio.

Últimamente, en los tiempos que vivímos, esta tarea se engrandece ante tanta adversidad y precariedad.

Rosalind E. Krauss, en su interesante trabajo “Passages in Modern Sculpture”, señala la importancia que el emblema y el totem van a significar en el devenir del arte contemporáneo a partir de la década de los 60 del siglo XX. La autora apunta:

Jasper Johns. Target. 1958

“En estos aspectos, el interés en el tótem y el tratamiento de la materia para crear un emblema o signo está íntimamente ligado a las preocupaciones de los artistas americanos que forman parte del expresionismo abstracto. En algún momento de sus carreras, en general, desde el principio, la mayoría de los escultores y pintores contemporáneaos de David Smith, hicieron objetos que o bien son etiquetados como “totem” o dieron títulos que indirectamente indican una preocupación hacía la práctica del tótem (y continúa)….. especialmente entre los pintores se encuentra una preocupación permanente por el emblema (es de especial mención la obra TARJET .1959 de Jasper Johns). Al igual que otros emblemas, los más familiares, la cruz roja o las señales de tráfico a lo largo de una carretera, por ejemplo, son emblemas que en su función no tienen contacto formal directo con los límites de la superfície en los que se inscriben. Por otra parte, el emblema parece que descansa sobre la superficie a diferencia de las imágenes de representación, lo que puede representar objetos reales a una escala que es más grande o más pequeña que la que realmente tienen, el emblema resiste obstinadamente a la escala en la que, literalmente, se manifiesta y al material del que está hecho”

La obra escultórica de Cristian Ferrer, que aquí presentamos, se inscribe y se alimenta de estos presupuestos conceptuales. Participa de la abstracción geométrica, aplica el color a la piel de sus esculturas y las sitúa, en algunos casos, en la pared, mostrando su interés por el aspecto totémico, al conferirle a algunas de sus obras la estructura de la verticalidad. Son emblemáticas al dotarlas de autonomía, de un discurso plástico que es la esencia misma del objeto, que él define según sus palabras.

Serie Individuo. 40 x 30 x 20 cm. Acero Cor-Ten lacado

“Las obras están exentas de quedar vinculadas a textos. Son obras no sujetas a fórmulas decisivas de palabras ni razonamientos”.

Así mismo declara en otro momento sus intenciones espaciales:

“Cuando una persona acude ante cualquier exposición artística no es únicamente la obra la que se expone a la persona sino, sobre todo, la persona  la que se expone a los influjos que de la obra emanan inundándolo todo alrededor. La obra no es el objeto ni el sujeto. La obra es la interacción y por tanto, es interminable, impredecible”.

 O también:

“Aquí los vacíos no son ausencias de contenidos, son continuidades de la obra descrita y las sombras proyectadas son distintos planos de ubicación que complementan visiones con atractivos comunes”. 

 La obra que desarrolla nuestro escultor, al que pronosticamos un largo recorrido, y por la que esta sección de escultura de la Real Academia, ha considerado merecedor de este premio que hoy se le otorga, solamente es entendible desde la pasión y la vocación. Me viene aquí a la memoria, el lema que preside la Fundación de Camilo José Cela: El que resiste gana.

Trazos. 60 x 25 x 30 cm. Hierro forjado y piedra

“Resistencia”, es una de las grandes virtudes de la que hemos hecho gala los artistas canarios a traves de los tiempos. Resistencia no exenta de dificultades por nuestra realidad geográfica: La ultraperiféria.

Es por ello que nuestra institución celebra con satisfacción que la salud de la creación de nuestros jóvenes artistas canarios siga mostrando músculo a pesar de los tiempos tan difíciles que vivímos los trabajadores de la cultura.

Muchas gracias y buenas noches.

Octubre 2015.

DEPÓSITO PARA EL ABASTECIMIENTO DE IDEAS

Entre 1981-82 realicé algunos proyectos que por múltiples razones quedaron archivados en el material digámosle “antológico” y la memoria. Transcurridos cinco años desde entonces, el interés personal por realizar alguno de ellos no ha perdido vigencia, dado que la temática de los mismos giraba en torno a la estética de las estructuras ingenieriles, máquinas de uso desplazadas en el tiempo, sin función aparente en la actualidad, mecánica absurda y estática en un tiempo eléctrico, instantáneo, en un tiempo de reconversión, de desplazamiento de significados donde la memoria juega un importante papel a la hora de transcribir la identidad individual en el mundo de las imágenes.

Dibujo preparatorio.

Recientemente, en julio-agosto del presente año (1987), cuando soy invitado a participar en esta exposición, singular en el actual contexto del arte de nuestro país, por las características de la filosofía que motiva la misma (sugerida ésta por las propiedades físicas y espaciales del entorno que la alberga), retomo aquellos proyectos que me vienen a la memoria a partir de estos condicionantes y datos como la antigua función de este recinto, su reestructuración y actual uso.

Depósito elevado Canal Isabel II. Madrid.
Dibujos preparatorios.
Pipetas.

Todo ello me hace replantear, desde la óptica de punto previo de partida, aquellos trabajos que estaban concebidos para un espacio “ideal”. En este replantear situaciones anteriores descubrí elementos que de alguna forma eran suceptibles de modificación, adaptación y ensamble a una nueva obra con ese aspecto de máquina extraña en si misma y estrañada del mundo, al igual que sucede en la actualidad con este edificio destinado a presentar al público la funcionalidad del ARTE, recinto de probada utilidad pública, antiguamente DEPÓSITO DE AGUA. Hoy por períodos efímeros, DEPÓSITO DE IDEAS.

Depósito para el abastecimiento de ideas. Canal Isabel II. Madrid. Colección C2M.
Depósito para el abastecimiento de ideas. Canal Isabel II. Madrid. Colección C2M.

Leopoldo Emperador. Septiembre 1985.

La obra, actualmente pertenece a la colección de la Comunidad de Madrid y se encuentra depositada en el Centro de Arte 2 de Mayo.

ATLANTIC JUNCTION

Obras nudo de carreteras. Avenida Marítima-Avenída Juan XXIII. Las Palmas.

            La idea que motivó esta propuesta vino dada por la apreciación de que Las Palmas de Gran Canaria, en su expansión y modernización urbana, en cuanto a su red de comunicación de carreteras (red Norte-Sur), nuevos trazados, ampliación de vías rápidas y nudos de comunicaciones, junto con otras infraestructuras que se están realizando o en proyectos de realización), está adquiriendo espacios que en principio podríamos definir como “duros”, en el sentido de carecer éstos, en el mejor de los casos, de elementos ajenos a la propia funcionalidad y utilidad para la que han sido creados. Estos mismos espacios precisan, en mi opinión, de una acción de características tales que modifiquen esta apreciación de “dureza” que mencionamos, haciéndoles susceptibles de adquirir, mediante intervenciones adecuadas, connotaciones emblemáticas y estéticas; es decir, dotarlos de un mobiliario urbano que los “humanice” y “dignifique”, esto es, entre otros elementos, la incorporación de obras de arte al entramado urbano como sucede en otras ciudades.

Boceto preparatorio.

            El desarrollo del proyecto de la escultura Atlantic Junction que me propuso realizar la Dirección General de Carreteras, Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias, en septiembre de 1994 y aprobada posteriormente en diciembre, por la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas, estaba directamente relacionado con la situación en que se proyectaría su ubicación y, por ello mismo, con las características del espacio urbano que la albergaría. Junto a ello, los conceptos que dicho espacio me sugerían iban a determinar los elementos estéticos y formales que guiarían las pautas del proyecto de la misma, sin descartar la línea estética que define mi trabajo.

Boceto preparatorio.

            En un proyecto artístico de estas características, las consideraciones espaciales de perspectiva y escala, así como los valores estéticos y, sobre todo, conceptuales del mismo, condicionarían su naturaleza, su integración e impacto y, en definitiva, la adecuación al espacio urbano que lo acoge crearía una simbiosis recíproca de mutuo beneficio, apoyándose todo el conjunto en un eje, en una imagen que potenciase una presencia emblemática.

Boceto preparatorio.
Boceto preparatorio.

            Por todas estas consideraciones, la rotonda de giro y cambio de direcciones, del nuevo paso subterráneo de la Avenida Marítima, en la confluencia con Juan XXIII, creado por las necesidades de modernización y funcionalidad de la arteria vial Norte – Sur, aportaba una perspectiva espacial amplia, diáfana y prácticamente sin interferencias visuales desde los cuatro puntos de vista urbanos (Sur-Norte, Norte-Sur, Oeste-Este, Este-Oeste, este último desde el mar) idóneo para la ubicación de una escultura de grandes dimensiones. Una intervención artística que fuese capaz de transformar aquel espacio urbano en un punto referencial y emblemático de la red vial, dotándola de una presencia que conjugase la filosofía de utilidad y la adecuación a las necesidades actuales de uso, con los conceptos de modernidad, dignificación y humanización que todo proyecto de renovación debe tener en cuenta. La ciudad, como espacio habitable, tiene que devolverle al ciudadano la mirada apacible, el reencuentro con elementos que normalicen su relación con el hábitat deshumanizado que los grandes núcleos urbanos de por sí le niegan, responsabilidad ésta, en última instancia, de los gestores políticos y redactores técnicos de los proyectos urbanos que se desarrollen.

Maqueta. Hierro ensamblado.

            Los espacios, sean éstos naturales o creados por la intervención del hombre, poseen unas sugerencias conceptuales que los destaca, los define y los hace susceptibles de interpretarse mediante lecturas sutiles y sensibles. Potenciar estas coordenadas invisibles que los particulariza es, en definitiva, la labor de los artistas, su responsabilidad y utilidad social, y que, mediante su imaginario individual, den esas lecturas y saquen a la luz las líneas ocultas, las directrices que marcan ese “algo” especial y mágico que un espacio determinado posee “per se” y que lo hace “diferente”, único en sí mismo.

            Todo lo anteriormente expuesto encierra unas ideas que fueron sugeridas por las particularidades físicas y el espacio “ideológico” que interesaba al afrontar un proyecto de intervención artística en el espacio urbano de la Avenida Marítima. En este caso concreto, la importancia y envergadura de una actuación urbana de tal magnitud, que modificaba ya una idea obsoleta, era y es un factor determinante que afecta, no sólo a la rapidez y fluidez de las comunicaciones por carretera, sino también a todo el tejido social, económico y cultural de la isla. En este punto no podemos olvidar que toda esta vertebración se basa en dos focos económicos fundamentales: la actividad generada en la zona portuaria y la que se genera en la zona turística del sur de Gran Canaria, ambas dependientes una de otra, circunstancia que históricamente ha sido así, con independencia de las particularidades económicas que han definido cada período histórico.

Simulación por ordenador. Vista Sur-Norte.

            Una lectura imaginativa del potencial sugerente del espacio urbano propuesto debería tener en cuenta estas características como elemento conceptual a explotar, es decir, un concepto de camino abierto, de puerta a un trasvase y mestizaje cultural, a una encrucijada de caminos que conforman el espíritu cosmopolita que define a esta ciudad. No olvidemos la fuerte influencia que históricamente Canarias ha asumido de otras culturas a través de su realidad geográfica, su situación estratégica en el Atlántico y, por tanto, su proyección en el mundo.

Simulación por ordenador. Vista Norte-Sur.

            Si sumamos a estas premisas conceptuales las especifidades físicas de este punto neurálgico, el desarrollo de la idea que interesaba a este proyecto de la escultura Atlantic Junction era actuar en el sentido de crear una obra que combinase unos rasgos universales y una síntesis de trasvase cultural y que se representara bajo una forma que el devenir del tiempo tornase emblemática, aportando así una visión concreta del momento y la realidad en que vivimos. Esta ha sido, por otra parte, la ambición que de siempre ha motivado la creación artística, esto es, la trascendencia en el tiempo, como huella y testimonio de una sociedad que anhela perdurar en la historia.

            Los primeros bocetos que realicé sobre este proyecto derivaban hacia unos modelos de escultura, que si bien se ajustaban a la estética de mi trabajo, no terminaban de encajar en los presupuestos que el espacio del nudo Avenida Marítima-Juan XXIII me sugerían. Estos primeros esbozos aparecían como desprovistos de un alma que conjugara las relaciones de la escultura con el espacio que la iba albergar. La magnitud de este enclave urbano precisaba de mí una visión y predisposición más arriesgada y ambiciosa, una implicación íntima entre, digamos, tres sujetos: el espacio, la escultura y el artista. Una idea que sintetizase en sí una forma singular y diferente, debía abordarse desde esta perspectiva para que se concretaran los conceptos anteriormente esbozados, haciendo partícipe a esta escultura de una poética ya establecida con una singularidad emblemática y monumental. Había que enfocar las soluciones desde posibilidades que la distanciasen de su espacio habitual (el museo, la galería, la colección,…) y había que dotarla también de un carácter más apropiado a la función simbólica que iba a desempeñar. Es decir, no se requería una escultura encerrada en sí misma, jerarquizada en unos valores tradicionales que delataran su ubicación conceptual en los espacios habituales anteriormente mencionados, y que evidenciaran una simple transposición de escala. Esas eran las directrices en el pensar día a día y en el diálogo a tres establecido.

            Esta concepción cuajaría definitivamente en unas pautas de actuación acordes con la dimensión real de la propuesta. Asimismo, el conocimiento de claves y la intuición de que algo importante podría establecerse en esta línea de trabajo, facilitaron la labor y reforzaron la certeza de que, cuando menos, el resultado en sus postulados conceptuales sería el idóneo, el óptimo para una intervención de estas características. Mi compromiso personal y mi sensibilidad como artista así me lo indicaban en todo momento.

            Posteriormente a estos primeros esbozos, la aproximación a la escultura para la Avenida Marítima se concretaría en la idea de construir una “escultura-puerta” de grandes dimensiones, asumiendo que las connotaciones monumentales de estos elementos urbanos desempeñan papeles emblemáticos con el devenir del tiempo. Abundando en lo expuesto, tras una lectura del espacio, su amplitud física y su perspectiva diáfana, quedó evidente que la escultura debería adquirir dimensiones que justificaran su ubicación espacial, es decir, su relación con el entorno, su escala. De la misma manera, el espacio “ideológico” que iba a ocupar establecería su papel simbólico, esto es, su “razón de ser”, su realidad intrínseca de “puerta”.

Vista Sur-Norte.

            Esta idea de “puerta” en que se basa la escultura (como elemento compositivo), con sus jambas, dintel y umbral, facilitaba el desarrollo inicial del concepto de encrucijada, de caminos abiertos al mestizaje cultural, del cosmopolitismo que define a la ciudad. También  reforzó esta idea de dotar a Las Palmas de Gran Canaria de un espacio simbólico de entrada, de “puerta”, el hecho de que este nudo sea la más importante confluencia de la vía Norte-Sur con el acceso principal a la ciudad alta (y su nada desdeñable visión desde el mar).

            Por otra parte, la ubicación de una escultura de estas características monumentales en el enclave referido, potenciaría y renovaría la fisonomía de la Avenida Marítima cuyo papel principal es la imagen de una ciudad que crece en consonancia con el progreso, al fin y al cabo esa fue la intención estética que el proyecto Cidelmar, de Zuazo, ambicionaba y que, posteriormente, mediante la decidida intervención del alcalde Ramírez Bethencourt, dio origen a la Avenída Marítima y, por tanto, a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria como hoy la conocemos y entendemos, y que ha quedado redefinida tras las recientes e importantes obras de mejora y modernización que se han realizado.

Vista Norte-Sur.

            Por todo ello, el título de Atlantic Junction hace referencia directa a esta idea genérica de punto neurálgico en una doble lectura, por una parte el enclave tricontinental que Canarias representa en la ruta del Atlántico, y por otra el nudo neurálgico de este enlace del sistema vial que ha posibilitado la creación de un espacio urbano que demanda para sí de un hito, de una referencia emblemática para autoafirmarse.

            El reto de concentrar todas las líneas sutiles de este punto, de este espacio “singular”, que se define por su estructura como la “fachada” de la ciudad, posibilita que la ubicación de esta escultura propuesta entrara en consonancia con el ambicioso proyecto que genera la voluntad y necesidad de actualizar y modernizar la ciudad, participando dicha escultura de las dimensiones físicas y conceptuales que recorren las coordenadas de esta actuación urbanística.

            Evidentemente, Atlantic Junction desempeña solamente un papel simbólico, ya que se trata de una puerta practicable únicamente desde la metáfora; traspasar su umbral con la mirada es la posibilidad del desplazamiento, su trasparencia; es el continuo devenir de los intercambios y su presencia la voluntad de afirmación en el futuro.

                                                                                                         Leopoldo Emperador

NOTA: Este texto es el del proyecto original, redactado en 1994, que acompañaba a la maqueta de Atlantic Junction, aquí se edita con las correcciones estilísticas necesarias para su actualización.