Como cada cinco años, una vez más, se presenta ante nuestros, ya no atónitos,ojos LA DOCUMENTA DE KASSEL, abriendo, por un período más o menos corto, heridas, amores, odios, traiciones y toda una amalgama de sentimientos según le atañe a cada cual en sus intereses estéticos. Se abre pues un debate apasionada, una polémica y sobre todo, para los más ingenuos, unas líneas o modelos a seguir en los próximos cinco años, hasta una nueva edición. Así, recuérdese, en la Documenta 7 se institucionalizó el regreso a la pintura; Transvanguardia, Neo-Expresionismo.
Kassel, LA DOCUMENTA, a lo largo de su dilatado y polémico historial (38 años) ha ido ocupando los espacios, que por obsoletas, iban cediendo las famosas bienales (Venecia y Sao Paulo) en lo que estas tenían de aliciente y atractivo para la presencia del Arte más actual, y por supuesto después de la DOCUMETA 7, incluso el espacio de las ferias de arte en cuanto a espejismo y efectividad en la proyección de los artistas más jóvenes. A pesar de estas contradicciones internas, LA DOCUMENTA es ya una “institución” en marcha. Quiero decir con ello que hoy por hoy es el único evento internacional de buena convivencia entre las diferentes opciones y posiciones estéticas que el Arte Contemporáneo pueda ofrecer.
Así, en esta edición, LA DOCUMENTA ha pretendido presentar bajo el disfraz de “NEO” Conceptualismo algo mucho más sutil, problemático y evidente del momento actual que vivimos en el arte. No solo se pretendía presentar los posicionamientos estéticos sino todo aquello que envuelve al acto de crear en un mundo tan complejo como el actual.
En esta DOCUMENTA 8 el uso de la tecnología (video, computadoras, etc…) se dejaba sentir a lo largo del recorrido laberíntico del Museo Fredericianum y La Orangerie, con sus deliciosos jardines, como algo consustancial al momento presente; como un guiño de los artistas, entre pícaro y provocativo, a un presente no muy lejano. A su vez, era evidente que esta incursión del Arte por los senderos de la tecnología no iba a ser un camino sencillo, es más, salvo honrosas excepciones: Nam June Paik, Marie- Jo Lafontaine, Ingo Gunther, Klaus von Bruch, Jenny Holzer, Shigeko Kubota y Fabricio Plessi, lo demás podría pasar por meras especulaciones tecnológicas. En contraposición de lenguaje, la pintura, poco de interés ofrecía, salvo unos magníficos Anselm Kiefffer y unos exquisitos y enormes dibujos de la japonesa Mika Yoshizawa.
En el apartado de instalaciones, además de los mencionados en la modalidad de video-instalaciones, los “clásicos” contemporáneos como; Joseph Beuys, representado por su último trabajo, Guiseppe Penone, Boltansky con su habitación-archivo de la memoria y Gerhard Merz ponían el acento en estas prácticas. En escultura, el proyecto MÜNSTER PROYECKTE SKULPTURE ´87, desarrollado en la ciudad de Münster, distante a 160 kilómetros de Kassel, anulaba toda representación y comentario sobre escultura en Kassel, puesto que con toda una selección de 60 artistas, la ciudad de Münster se convirtió en un gran Museo y cita obligada para los interesados fruidores del Arte Contemporáneo. No obstante, no podríamos dejar de mencionar a Richard Serra representado en Kassel con dos magníficos trabajos entre escultura e intervención (donde están los límites?) en la arquitectura y en el tramado urbano. Y serían precisamente Serra junto a John Cage, Tadashi Kuwamata y los affiches de Les Levine, repartidos por toda la ciudad, serían decíamos, las propuestas más radicales y próximas a las intenciones del comisario de esta edición de LA DOCUMENTA, evidenciar lo que de social tiene el Arte. Así en este intento se incluyó en DOCUMENTA 8 un apartado de diseño y arquitectura museística que en líneas generales, estas disciplinas quedaban abrumadas por la presencia masiva de imágenes, más o menos amalgamadas, dislocadas, contradictorias e inútiles, pero eso es, al fin y al cabo, el Arte y Kassel, ya lo hemos dicho, es hoy por hoy el evento artístico más importante del mundo occidental.
Leopoldo Emperador. Octubre 1987.