«La luz ha sido el eje central de mi trabajo, luz como energía vital, creadora de espacio y ambiente. La tecnología nos ofrece hoy la luz como una materia física, dispuesta a ser manipulada, pero es el neón, por sus características, el que determina la posibilidad de plasmar en sí mismo la caligrafía, el grafismo y aún la intención. La tinta y el pincel en progreso. El tiempo ha desplazado la naturaleza de los medios y negar esto tendría serias implicaciones sociales, culturales, históricas, económicas y políticas. En definitiva, sería negar el desarrollo de nuestra civilización y su carácter progresivo».
“La ‘luz’ de neón comienzo a ‘usarla’ en el año 1979, forzado por las limitaciones con que tropiezo en el uso del tubo fluorescente, limitaciones en cuanto a forma, color e intención. Los primeros trabajos con este medio se centran en la utilización exclusiva de la tecnología como único elemento del discurso, usando su técnica en el contexto de la obra; así cables y transformador son usados como elementos fundamentales en el dibujo de las piezas, como continuación de la línea de luz y color, (en sí mismo) del tubo de neón. Posteriormente se va estableciendo una mayor flexibilidad relacional entre los materiales u objetos que desplazo de su significante cotidiano».