Un amor para hacer con los ojos abiertos Sobre el satén nimbado de la egolatría, Y esa mirada intensa, certera, que confía Brotar los manantiales del desierto.
Indican los girasoles el despierto Estar todo en silencio, sola tú, fantasía; Habilidoso pesquisidor de su grafía, Igual que un San Don Juan, nacido muerto.
El vello íntimo jamás tan sosegado, Las carnes, ni sofocadas ni olorosas, Tranquilo, lejos del humo del cercado,
Dispensas, igual que Adán, las mariposas, Campos de soledad, mustio, callado, Rosas de tu rosal que no es de rosas